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domingo, 28 de enero de 2024

Publicaciones recibidas

RESEÑAS

Del INET y su historia

 

Recientemente, a fines del 2023, apareció la historia del Instituto Nacional de Estudios de Teatro (INET) con el título Entre la tradición y la modernidad, publicado por el Ministerio de Cultura de Argentina.


El grueso volumen recoge notables colaboraciones de un grupo de  investigadores – Nicolás Ricatti, Belén Arenas Arce, Lucía Correa Vázquez- que analizan y escriben sobre el devenir del organismo desde sus orígenes allá por 1936 hasta el 2022, dan cuenta del contexto de las políticas culturales en el que se entiende la importancia de este organismo, atravesando las distintas facetas de la institución casi centenaria. A la vez, los investigadores convocados para este volumen, ponen en valor el largo y extenso trabajo que se realiza en la sede de Av. Córdoba y Libertad. Asimismo, en sus textos se aprecia la necesaria confluencia del quehacer teatral, tanto como las dimensiones que involucran y remiten a los archivos, la historia y la teoría teatral.

Este enorme esfuerzo de visibilización del Instituto es un edición cuidada y prolija, coordinada por su actual directora Laura Mogliani, aporta decenas de fotografías de estos casi cien años pertenecientes al monumental Archivo Fotográfico del INET, organismo público del Estado que, como asevera Jorge Dubatti en sus Palabras preliminares, es un orgullo “nacional” y una de las instituciones de mayor relevancia en el desarrollo de los  teatros en la Argentina e Iberoamérica.

En sus primeras páginas se lee que esta institución pionera “nació hermanada al Teatro Nacional Cervantes” y desde sus comienzos comparten el mismo edificio, ese “bello teatro construido por María Guerrero, inaugurado en 1921), define el teórico Jorge Dubatti. A propósito, en su texto, el investigador se detiene ahí precisamente, en la confluencia de unos y otros saberes en una verdadera política cultural. Lo refiere así: “La grandeza de un campo teatral se mide no sólo por la actividad artística que produce y recibe, sino también por la producción de pensamiento y conocimiento que genera sobre esas prácticas. Ambas dimensiones son, finalmente, inseparables y se alimentan mutuamente”.

La trayectoria federal y un detalle de las actividades, publicaciones, servicios y agentes históricos que hicieron a este funcionamiento destacable, usina de gestión, producción de pensamiento y conocimiento sobre las prácticas artísticas, hacen de este libro de más de 350 páginas, un volumen indispensable para los amantes de las artes escénicas de Argentina, para sus artistas contemporáneos y el público del país y del extranjero, que han visto crecer su valor simbólico, en muestras, conferencias y mil acciones más, en particular durante el último cuarto de siglo. Período este que, en vínculo con el Instituto Nacional del Teatro, (al que se discute en estos momentos si seguir dándole entidad jurídica), alcanzó evidente notoriedad y desarrollo.

Como también aclara con justeza Yanina Leonardi en la contratapa del ejemplar que se puede encontrar en la Biblioteca de la Escuela de música, danza y teatro “Prof. Constancio Carminio” de Paraná -donde funciona uno de los dos profesorados de la especialidad (Fhaycs, Uader)-, la pionera labor del INET, es ineludible a la hora de conocer la historia de nuestras artes escénicas.

 

Los controladores 

y otros textos

El texto por el que Guillermo Meresman recibió el Premio Fray Mocho Teatro 1996, ha sido vuelto a publicar por Azogue Libros, un cuarto de siglo después de haber sido presentada al concurso literario más importante de la provincia, con apoyo del Instituto Nacional del Teatro. Un jurado notable conformado por Griselda Gambaro, Bernardo Carey y Manuel Iedvabni, distinguió entonces este acto único que un lustro más tarde, llegó a escena en el 2003, con funciones que se vieron en algunas ciudades entrerrianas (Paraná, Rosario del Tala, Concordia).

La obra, en esta ocasión, viene acompañada de críticas posteriores a su estreno, estudios y reseñas, fotografías del acontecimiento y breves notas de sus actores, lo que constituye para esta nueva lectura, infrecuentes colaboradores para la imaginación, el conocimiento de aquella experiencia escénica y un cierto clima de época finisecular.

Pero además, y es lo sustancial, el investigador y director acompaña a la pieza esta vez con otras obras breves, (La aguada, Carpe diem, A un segundo de la eternidad, La colonia), éditas e inéditas, que dan cuenta de su empeño y desempeño dramatúrgico, y un hermoso texto de Alejandro Rússovich que se anuncia en tapa, sobre la literatura y el teatro de su amigo Witold Gombrowicz, de la época en que el “discípulo” visitó Paraná, jubilado ya de sus cátedras universitarias, en tránsito hacia Corrientes.

Este nuevo volumen, cabe agregar, fue presentado en la librería De las maravillas de Oro Verde, y ya empezó a distribuirse y circular entre bibliotecas de Entre Ríos y librerías de todo el país.

martes, 23 de enero de 2024

Con la cultura en la boca

Mónica Borgogno


Cultura, cultura, cultura. La palabra suena y puede tener un regusto a consumo de pocos, un privilegio de algunos. Algo de eso emerge cuando una junto a un colectivo de artistas, sale a defender la importancia de las políticas culturales. “A quién le interesan esas pavadas” suelen definir-denostar en las redes sociales, al teatro, el cine, la música, los libros, a modo de virulento retruco.

El propio presidente salió a hablar de privilegios y decir que en lugar de “poner plata en películas que no ve nadie”, hay que darle de comer a los chicos desnutridos. Una estrategia discursiva falaz, de manipulación. Cuando alguien señala que ´nadie` consume tal cosa, en realidad es que quien lo pronuncia no lo consume y pretende hacerlo pasar por todo el mundo, cuando no es así. Y hacer bandería con los niños y niñas que pasan hambre y otros atropellos, es como mínimo perverso.

Estamos por estos días invadidos de premisas como “el país está quebrado y no se puede gastar en eso” y el famoso “no hay plata” que conducen a subestimar el valor del quehacer cultural.

Sin embargo, como dice Alejandro Grimson en Los límites de la cultura. Crítica de las teorías de la identidad, al que estoy leyendo por estos días para entender algo de lo que pasa, algo de los enunciados circulantes, acaso para comprender por qué se pretenden recortar los apoyos a las expresiones artísticas, la economía -ese discurso que hoy todo lo invade y que va desde el “no hay plata”, hasta el “déficit cero” y “la inflación y la estanflación” que aparece en el discurso presidencial y en cualquier charla de todos los días-, “no existe sin la cultura”. Enseguida, el autor agrega, trayendo conceptos del pensador crítico Raymond Williams: La cultura “es relevante porque no existe ningún proceso social que carezca de significación. No hay ninguna práctica económica que no sea una práctica de significación. No hay ni podría haber prácticas productivas, intercambios ni relaciones de producción sin significados. Siempre hay un excedente de sentidoEl desafío es reponer la idea de un proceso social total en el que la cultura no es un anexo o una esfera interesante, sino una trama donde se producen disputas cruciales sobre las desigualdades, sus legitimidades y las posibilidades de transformación”, aclara Grimson.

Y ahí es donde el panorama se me abre y todo resulta más claro. Arriba de un escenario se puede enunciar eso que hace ruido afuera, los dolores de la desigualdad, la injusticia, la diversidad o bien, las posibilidades de soñar con cambiar y proyectar este presente. A todo eso se temerá, por eso el cercenamiento, me pregunto. O a todo lo que habilita la trama (como cuando despiden a 15 trabajadores o 50, la conciliación laboral los manda a trabajar y la empresa los exime de ir de nuevo al trabajo por miedo a que tantos, unidos, puedan hacer lío, no?).

Me quedo pensando en el impacto que tiene escuchar por primera vez una orquesta infantojuvenil tocando en la plazoleta de Pronunciamiento y Espejo, o ver una obra de teatro en el playón de barrio San Martín, puertas de entrada de grandes barriadas de Paraná, cuando los chicos y chicas que son público se ven reflejados en sus pares instrumentistas o actores y se contagian las ganas de ser músicos o actrices, por caso, o simplemente disfrutan y se emocionan que no es poco en contextos de gritos, violencias y subestimación.

Aparte leo el documento que la mismísima Oficina de Presupuesto del Congreso, en su análisis de los gastos de cada una de las modificaciones planteadas en el proyecto de ley ómnibus, recientemente difundido, devela. Allí queda en evidencia que el pretendido impacto fiscal que ocasionarían los cambios propuestos sobre el funcionamiento del INT, el Fondo Nacional de las Artes, las bibliotecas populares, el Inamu, el Incaa, representarían $ 0. Por lo tanto es una gran mentira eso de cortar por aquí para que haya plata allá. (y allá dónde será, porque hacia dónde quieren redireccionar, eso nadie lo explica).

“La cultura es la sonrisa que acaricia la canción, y se alegra todo el pueblo, quién le puede decir que no. Solamente alguien que quiera que tengamos triste el corazón”, resume León Gieco.

En fin, ojalá los legisladores piensen de verdad en lo que están haciendo, hayan escuchado y anotado lo que plantearon los tantos sectores afectados que se presentaron en las audiencias públicas y abonen a construir un país más justo y sostenible para los jubilados, para las presentes y futuras generaciones. Ojalá sean inteligentes y sepan defender y dar continuidad a las normativas laborales que costó instalar y hacer que se cumplan. Ojalá no se entregue la televisión pública y su contenido federal y de calidad, instrumento vital para formar, transformar y llegar a cada rincón del país. Ojalá nuestros diputados y senadores comprendan que el toqueteo al sector cultural es un retroceso y en términos económicos… una verdadera desinversión.

viernes, 29 de diciembre de 2023

jueves, 19 de octubre de 2023

Más lecturas para agendar

El Casacuberta

Los teatristas y docentes Daniela Osella y Pablo Vallejo del grupo La Rueda y del Centro de Documentación Teatral de Paraná, fungen como compiladores del libro Orígenes del teatro independiente paranaense. Teatro-Estudio Casacuberta (1948-1963), de reciente aparición. Junto a un valioso equipo de colaboradores, acaba de salir esta primera edición del Centro de Documentación, con los apoyos del Feicac y el Instituto Nacional del Teatro.

El libro fue presentado en Concepción del Uruguay, también en la sala Casa Boulevard de la capital provincial y en el Congreso Internacional de Teatro Comparado que se realizó en septiembre en Buenos Aires, y ya empezó a circular por manos de artistas y estudiosos de toda Argentina.

La edición está dedicada a los orígenes del teatro independiente local, y en particular al grupo más relevante del movimiento entrerriano en su primer momento, el Teatro-Estudio Casacuberta (TEC). Un grupo que con la dirección y orientación de Héctor Santángelo, y luego de su esposa Esmeralda Rolland, con las actuaciones de Juan Carlos Magistrelli, Silvia Basualdo, Nathán Pinzón o Inés Durán, marcarían de un modo definitorio las formas de hacer teatro moderno en Entre Ríos.

El material se ofrece en tres partes, con un ameno diseño y algunas fuentes hasta ahora inéditas: metatextos grupales, programas, notas, críticas y comentarios regionales, fotografías y artículos recientes, como el dedicado a Mimí Santángelo, hija del matrimonio, publicado en labutacaotra.blogspot.com, con motivo de su deceso.

El período de actuación grupal, comprendido entre 1948 y1963, permite asomarse a aspectos de recepción, así como de la producción y circulación de aquellas obras teatrales, muchas de las cuales fueron relevantes por distintas características para la Historia del teatro en Entre Ríos. Los estrenos de obras como El difunto señor Pic, Delito en la isla de las cabras, Las de Barranco, Mulato, Títeres del mundo nuestro, El enfermo imaginario y Los días felices, entre otras, colocaron el nombre del TEC, en una consideración crítica regional acaso como ningún otro grupo antes.

La primera parte del libro incluye a los “escritos” que el grupo produjo, forjados a fuego por sus opciones estéticas e ideologías, a los espacios simbólicos y reales que ocupó, y a sus procedimientos de creación dentro de una mirada original del teatro en las provincias.

La segunda, repasa la cronología de sus estrenos, acompañada por soportes materiales ahora digitalizados (programas, fotografías, bocetos de vestuarios, críticas o notas periodísticas). Y la tercera parte son escritos sobre el TEC o algunos de sus integrantes.

En este caso, los compiladores reunieron artículos, notas, entrevistas y hasta capítulos enteros destinados a la labor del grupo: un corpus que se inicia con textos del siglo pasado, contemporáneos del grupo, y que a medida que las páginas pasan, se resuelven en afirmaciones teóricas actuales, aportes conceptuales, detalles y análisis de investigadores entrerrianos.

En definitiva, la reunión de una gran parte de esos textos que dan cuenta de un significativo fragmento de la memoria teatral local, con una relectura que la pone en valor, con hallazgos y recuerdos, y el derrame de este nuevo volumen sobre decenas de localidades y nombres que colaboraron con la leyenda de origen, hacen de éste un material promisorio del Centro de Documentación Teatral de Paraná.

Se trata de un libro que el grupo Casacuberta, el teatro independiente entrerriano y Paraná se merecían, y que por otra parte, no tiene muchos antecedentes similares en las provincias del país.

 

Libros accesibles

Jorge Dubatti es autor y colaborador de dos publicaciones que aparecieron en plena pandemia, y comienzan ahora a ser distribuidos, en formato papel, por todo el territorio merced al Inteatro y el Ministerio de Cultura de la Nación.

Como autor/investigador/subdirector del TNC y director de las Escuelas de Espectadores diseminadas por todo el mundo, el trabajo de Jorge en estos volúmenes, es destacable. Su reciente ingreso a la Academia Argentina de Letras, no hacen más que justicia a su labor crítica, editorial y de permanente colaborador de los teatros.

Uno de esos libros se titula Teatro Nacional Cervantes, el primer siglo. Aquí, Dubatti hace nuevos aportes que pone al alcance de todxs y reúne un impar material documental de archivos públicos y privados, muchos inéditos, ahora a disposición de los amantes del único teatro federal y nacional. Además de tener el mérito de concentrar testimonios, espectadores, gestores, de distintos puntos del país que dan cuenta del valor de conservar este teatro emblemático que siempre se actualiza y piensa en términos de futuro, el libro tiene en su contratapa un código QR, con el libro en formato de audio, lo que lo torna accesible para personas ciegas.

El otro libro al que hacemos referencia, igualmente de lectura necesaria, es Estudios de teatro argentino, europeo y comparado. En este caso es un conjunto de textos académicos de Dubatti, resultantes de las intervenciones y ponencias en diversos congresos y jornadas de la última década, reunidas en más de 450 páginas. Al amparo del concepto de Teatro Comparado, el libro permite acercarse a este modo de pensar el teatro que entre otras cosas, propicia la posibilidad de elaborar “una Cartografía Teatral, mapas específicos del teatro, síntesis del pensamiento territorial sobre el teatro (…) Estos mapas teatrales específicos dialogan por relación y diferencia con los mapas no-teatrales”, señala el autor en las primeras páginas.

Ambos libros, aquí recomendados, son de gran calidad y además de estar fuera de circulación comercial (se pueden descargar en Inteatro, y en el caso del TNC, hay un formato audio), facilitan tanto a principiantes, como profesionales de la escena e interesados en la cultura argentina, de modo gratuito, asomarse a temas y espacios, artistas y épocas. Ni más ni menos.

En https://inteatro.ar/editorial/estudios-de-teatro-argentino-europeo-y-comparado/ se puede descargar el e book.

lunes, 25 de septiembre de 2023

Por las pasiones y tropiezos de dos clown

M. B y G. M.

Podría decirse que Paula Righelato y Ezequiel Caridad, de la Compañía Teastral (Paraná), adoptaron hace ya tiempo, el lenguaje del clown, con la creación de dos personajes entrañables como Manso y Patota. A “Dos payasos intentando ponerse de acuerdo”, bajo dirección de Raúl Bruschini, le siguió Picnic en suite, que desarrollaron en pandemia, y luego Suite criolla.

Ahora, con "Vidayvuelta", así, todo junto, se cuenta toda la vida y más allá también, de Manso y Patota, que también es el transcurrir de cualquier mortal. De ahí lo conmovedor de este último trabajo en el que chicos y grandes pueden sentirse identificados, reír o llorar. “Yo lloré”, confesó una nena al término de la función en Casa Boulevard.

Con una banda sonora muy pregnante producida por Julián Dal Colletto, predominantemente musical, se llena vacíos, se completa escenas, se abren significados, se conduce a determinados climas o se recrean diversas acciones. A diferencia de anteriores obras, tal como señalan sus protagonistas, acá la palabra es mínima, es síntesis. Pues las acciones, más los gestos exagerados de todo clown, y sus torpezas, hacen el resto, cuentan una historia pequeña y universal.


Vidayvuelta, un conmovedor recorrido
por la fugacidad de unas vidas
  Es el paso del tiempo en estos dos   personajes que andan juntos desde toda la   vida, como tantos otros dos que andan   también, y que un día se encuentran y se   proyectan juntos, se van de viaje, se buscan   la vida, se rozan, multiplican, envejecen   juntos y vuelven a viajar. Son   metafóricamente, maestros del equilibrio con   unos hijos o hijas o en plena vejez, crecidos,   con fisuras en su memoria compartida pero   un amor que les devuelve algunos recuerdos   esenciales.

Este trabajo, corolario de anteriores, parece emerger como la consumación de lo que expresa Cristina Moreira, cuando define al clown. “Hay un inconformismo bastante recurrente en la vida del artista tal vez debido al anhelo de encontrar siempre una mejor resolución de su expresión, la búsqueda de mayor reconocimiento, etc. (…)” y en esa búsqueda, los artistas comparten con el público sus hallazgos, sus frustraciones, sus elecciones, sus dudas, en un “rito purificador o sanador”.

Jugar

El juego y complicidad con los espectadores está presente como un guiño, con respeto y ternura. Y la angustia propia de los actores y actrices, disfrazada en la escena divertida y profunda a la vez, también se hace presente y es devuelta al espectador, que se va de la función con un nudo en la garganta, emocionado.

Al rojo de las narices de los personajes y sus coloridos trajes, se le oponen los tonos pasteles de la escenografía y la sutileza de los objetos pintados en las telas, como una rueda que rueda como la vida misma, un sol que alumbra y entibia, un pájaro que ayuda a escapar, volar o sobrevolar lo cotidiano.

Según señaló Righelato, la elección por el clown viene de cuando se constituyeron como Compañía Teastral, allá por 2007 y desde entonces se fueron formando en esa línea, con cuanto referente pudieron. Tomaron cursos y clases con Jorge Costa, Julia Muzio, Walter Velázquez, Julieta Daga, Alberto Drago, Mauro González y Raúl Bruschini. A este último maestro, fallecido hace poco, dedican especialmente las funciones. De la mano de cada uno de ellos fueron pergeñando diferentes espectáculos desde esta poética. “Es una forma de contar que nos permite contactar con el público de una manera que consideramos tal vez más humana o más sensible. Conectamos sí o sí a través de la mirada, un vaivén de acción y reacción en el que nosotros proponemos y cada espectador nos devuelve lo suyo”, confió la actriz.

En esta ocasión en particular, se evidencia y distingue una producción y un equipo importantes, detrás de cada detalle. A saber, “Vidayvuelta” es codirigida por Leandro Bogado y Julieta Daga, el vestuario, escenografía y diseño estético es mérito de Andrea y Silvina Fontelles a lo que sumaron la realización plástica compartida con Clorinda Mateos. El dispositivo y mecanismos utilizados son de Bogado, diseño lumínico de Oscar Lescano y producción de Mariela Bogado.

Se trata de una propuesta para grandes y chicos, poética y madura, que podrá seguir viéndose este último viernes de septiembre a las 21 en la sala de calle Ituzaingó 80 y también los domingos de octubre en el mismo lugar.

sábado, 16 de septiembre de 2023

Teatro para reír y pensar cuestiones de género

 Mónica Borgogno


Una nueva edición del ciclo de teatro y género denominado Mujeres Barderas, del grupo de Teatro del Bardo, se desarrolló del 8 de septiembre hasta este sábado 16 cuando por la noche, en la sala de Almafuerte 104, se vio la función de Matrioska del grupo Imaginateatro, de Paysandú (Uruguay).

El ciclo trajo en esta ocasión una serie de trabajos que con humor y talento, hicieron pensar a la platea. Entre las piezas programadas estuvo el aplaudido y celebrado trabajo de Mona Álvarez en La mujer Invisible de Las mandadas (Santa Fe), Lunática, una producción de teatro de papel con la actriz Mayra de Paco, que siempre sorprende, de Kika Producciones (Río Cuarto).

Asimismo, en el Teatro 3 de Febrero se hicieron funciones especiales para instituciones educativas, como las de El caballo y la Paz, y Pánfilos del grupo organizador.


En tanto el viernes 15 se vieron dos obras breves de La Zancada teatro (Buenos Aires). Una de ellas fue "Esto es una silla", protagonizada por Carolina Ayub. Con gran despliegue actoral, la actriz divierte, hace participar al público y en su monólogo, que gira en torno a una disparatada –o no tanto…- teoría conspirativa de los objetos cotidianos, repasa y desliza con sorna una serie de premisas, herencias y estereotipos que las mujeres cargan a sus espaldas.


Con una delicada escenografía, mérito de Nabila Hosain, la actriz juega en torno a una mesa con tres sillas, un juego de té, una frutera y un par de muñecas en particular, una muy pequeña, a la que suma unas curiosas e increíbles Barbie que le vienen bien para demostrar su idea a la que abona otras tantas más.

El trabajo siguiente fue interpretado por Aldana Pellicani. En este caso, la actriz hizo uso del espacio vacío, totalmente despojado, con tal versatilidad y gracia que disparó las carcajadas de los presentes. 

En su afán de dar consejos a las mujeres para que éstas se den cuenta cuándo están frente al hombre de sus vidas, el monólogo fue in crescendo en profundidad y cuestionamientos varios, echando mano siempre al humor. Recreando diferentes escenas, Pellicani arrancó trayendo a colación las etapas de enamoramiento y seducción, pasó por la convivencia y maltratos cotidianos, los típicos malentendidos entre varones y mujeres, hasta llegar a la maternidad que con la cultura del patriarcado aún vigente, genera cansancio y agobio.

En ambas obras, la maternidad apareció semblanteada en su complejidad y contrariedades, también como algo que puede ser no deseado, aristas que resultan cruciales para no romantizar el ser madres y en todo caso, considerarlo y contemplarlo desde otra perspectiva.

En fin, la invitación a disfrutar del teatro y tras la función, seguir hablando de lo visto y reflexionar sobre los cada vez más necesarios modos de vivir en una mayor paridad de género, prosiguió. El sábado a las 21 en la sala de Teatro del Bardo, se programó Matrioska del grupo Imaginateatro que llega desde Paysandú, Uruguay y las actividades culminaron con un taller sobre iluminación teatral del mismo grupo del país vecino.

viernes, 11 de agosto de 2023

Publicaciones Recibidas 2023

 Stefan Zueig por Pola Iriarte

 

Uno de los escritores europeos más reconocidos de la primera mitad del siglo XX, acaba de ser editado en Buenos Aires, en una cuidada publicación, traducida por Pola Iriarte (La Pollera ediciones, 2022). El misterio de la creación artística, tal el título de la conferencia que Zweig ofrece en Sudamérica en medio de su largo exilio, convocó alrededor de tres mil personas en la capital de Argentina el 29 de octubre de 1940, lo que señala la legión de lectores que tenía en el país este gran autor.

El escritor austriaco de origen judío (Viena, 1881- Petrópolis, 1942) debió exiliarse al ver sus libros quemados en Alemania. Estuvo en distintos países de Europa, luego en Estados Unidos, hasta establecerse con su esposa en el Brasil, lugar donde ambos, desesperados, se quitan la vida ante el avance del nazismo. (Tengamos en cuenta que Espasa-Calpe Argentina realizó siete ediciones entre diciembre de 1941 y junio del ’44 de su grandioso Brasil, traducido por Alfredo Cahn del alemán).

Los textos de El misterio... fueron escritos entre 1902 y 1939 según una nota de la traductora chilena, e incluyen perfiles y despedidas (discursos fúnebres), que Zweig dedicó a grandes creadores, como Mozart, Poe, y a figuras como Balzac, Dickens, Byron, Proust, Toscanini, Tolstoi, Roth, Rolland (1926), Rilke, Freud y Mahler, entre muchas otras.

“Zweig utiliza (...) un lenguaje que sin ser rebuscado, (...) es bastante sofisticado y, más de un siglo de historia mediante, en muchos casos en desuso, por lo menos a nivel del habla cotidiana”, asegura Iriarte, y no le falta razón, al hacer presente en su trabajo “una suave pátina que, sin forzar el castellano actual, permitiera remitir al tiempo en que fueron escritos los textos”.

Un libro hermoso que se va justificando con el correr de las páginas y deja asomarse a la personalidad y el genio de Zweig y otros artistas de pasados siglos.

 

El valor de Inteatro

Dramaturgia bonaerense de postdictadura. 30 años. Una antología crítica, de Julia Lavatelli (coordinadora) y La comunidad desconocida. Dramaturgia Argentina y Exilio Político (1974- 1983), de Andrés Gallina, son dos de los numerosos títulos que la editorial del Instituto Nacional del Teatro comenzó a distribuir gratuitamente en soporte papel, presentándolos en eventos durante los últimos meses.

Son dos de muchos libros que, retrasados por la pandemia, se acumularon en uno de los brazos más importantes de las políticas del organismo nacional, y cuya excelencia se destaca por sobre otros.

Estos trabajos y proyectos de las distintas colecciones que tiene Inteatro – en estos casos El país teatral e Historia-, ofrecen a la comunidad toda, estudios, creaciones y antologías de piezas que se ganaron lugares en la memoria grande del teatro argentino.

El primero de estos recibe en la contratapa, a modo de elogio, la definición de un volumen "esperado", de parte de Jorge Dubatti. Con introducción de la artista-investigadora Lavatelli, se “trazan historias y posibles caminos, que se multiplican en la polifonía de lecturas críticas de Patricia Davesa, Mariana Gardey, Gabriel Fernández Chapo y Andrés Carrera”, entre otros estudiosos, que dedican análisis a diez obras seleccionadas de Diablomundo, Luis Sáez, Roxana Aramburú, Guillermo Yanícola, Ariel Farace, Omar Aita, Beatriz Catani y Marcelo Marán, entre otros dramaturgos.

Un libro que como explica la coordinadora, “aspira a aportar una referencia para la construcción de una cartografía inaudita, jamás realizable”, es una respuesta a esa inmensidad que parece identificar a la provincia (el territorio de planicie fértil más extensa del mundo), que tantas veces lleva a la inacción y a la inmovilidad. Por el contrario, la empresa que acomete la introductora y el equipo de investigadores, valiosamente permite “compensar mínimamente tantos años de centralismo cultural en nuestro país y visibilizar el creciente desarrollo de dramaturgias propias”.

En el caso del libro de Gallina, adelanta el mismo Dubatti, se trata de "una investigación excepcional, que recupera documentos y concierta una polifonía de entrevistados” como Susana Torres Molina, César Brie, Cheté Cavagliato, Roma Mahieu y Diana Raznovich, entre muchos otros. Este es “un gesto político que desarticula silencios y omisiones, propicia el recuerdo, nombra lo no-escrito, amplía para la histografía teatral argentina un territorio casi vacante, abre nuevos horizontes de indagación” con una “escritura cuya sensibilidad y precisión dejan ver la mano” de un destacado artista-investigador.

Por demás de meritoria entonces, la labor de Andrés Gallina, como gestor teatral, dramaturgo y teórico, como afirma en el prólogo Silvina Jensen, y meritorio también, que Inteatro lo sume a su catálogo, así esta vacante historiográfica se vuelve más conocida.

 

 

 

miércoles, 2 de agosto de 2023

Rafaela teatral, una madurez para festejar


Balance del FTR 2023

Guillermo Meresman y Mónica Borgogno

 

Cuando uno cumple 18 lo celebra. Así podría decirse que se vivió esta 18ª edición del Festival de Teatro de Rafaela, como una gran fiesta. Detrás de este festival -o feliztival palabra que se inventó en una edición pasada-, hay un equipo que piensa y sostiene con ganas la potencia del teatro, la vidriera de las artes escénicas que esta vez llegó de La Plata, Rosario, Santa Fe, CABA, Neuquén, Río Cuarto, Córdoba, la decisión de conmover, movilizar o hacer reír.

El Festival es de Teatro, o más ajustadamente, de las artes escénicas, y es lo suficientemente importante en el país, como para que alrededor de quinientas compañías o grupos, según confirmaron sus organizadores, postulen y quieran estar allí, cada año en que se abre la convocatoria.

Pero ocurre que las plazas para formar parte de la programación, son 33 – tal las contabilizadas en este año-, con lo cual, los artistas tienen que mandar una y otra vez sus carpetas para, en función del diseño de cada edición, ver si tienen una posibilidad.

Por contrapartida, las plazas de la ciudad se repletan de gurisada, colores y voces.

Los treinta y tres trabajos programados este 2023, con la curaduría de Gustavo Mondino, director artístico del Festival, y su equipo, aportaron gran diversidad de estéticas y géneros, atendieron a una amplitud de gustos, estructuras y procedimientos, para que el festejo sea de todos.

El desfile de apertura,
protagonizado por artistas locales

Los temas, sin embargo, como en la gran historia del teatro (y de la humanidad), tienen edición tras edición, alguna continuidad: el amor y el erotismo, la muerte o la finitud de la vida, las pasiones, el sinsentido, los lenguajes, las identidades, las denuncias, los vicios, las alegrías humanas... Todo un repertorio de clásicos y contemporáneos, pertenecientes a la gran cultura terrestre, a la comunidad, y sedimentado por milenios...

El arte teatral, los espectáculos, los riesgos, se dan cita cada temporada de receso escolar, en el invierno de Santa Fe, en uno de los pocos eventos populares, de tamaña magnitud, que van quedando en el plano cultural y en la región centro de Argentina.

El futuro se hace, rezaba el slogan de la actual gestión municipal, principal organizadora de este evento, y que podía leerse en una de las puertas del Complejo Cultural del Viejo Mercado, allí donde se llevaron adelante dos actividades especiales: las tradicionales Rondas de Devoluciones y la entrega gratuita de ejemplares como ensayos, obras de teatro premiadas, volúmenes referidos a la iluminación teatral o el teatro de objetos, por citar algunos, editados por Inteatro.

Secretos y manifestaciones,
laboratorio dirigido por Juan Parodi

 
Los que la rompieron

No hay banda, de Martín Flores Cárdenas, fue uno de los montajes que más impactó este año en Rafaela. Como nos ha pasado con otras puestas, en pasadas ediciones del festival, este unipersonal del autor, director y actor, tocó las fibras más emotivas de una platea que prácticamente dejó de respirar por una hora. La liminalidad entre existencia y representación fue abordada a través de la historia de Flores Cárdenas y su abuelo, en una de esas obras destinadas a ser recordadas por mucho tiempo.

No hay banda. Gentileza FTR

 Es que sus temas no son solo los atinentes al de un   profesional de la escena y la necesidad de mostrar y   experimentar, sino que giran en torno al tiempo, al   ser, a la ausencia, la creación, los legados. Merece   destacarse el aporte en materia de iluminación que   hace aquí Matías Sendón, al igual que en la   obra Lorca, el teatro bajo la arena, gestando   provocadores climas.


Otra de las obras que expuso un proceso novedoso e ideas originales fue la creación colectiva De la mejor manera, de Jorge Eiro, Federico Liss y David Rubinstein. En un espacio no convencional como La Mula Bar, esta obra rompió el aplausódromo y la tranquilidad de calle Lamadrid, del popular barrio 9 de julio. La obra lleva tres años de temporadas en un bar a la vuelta del cementerio de Chacarita, en CABA, y cuenta la historia desde la exasperación y la dramaturgia del actor. Liss y Rubinstein –conocidos en el medio por otras actuaciones de excelencia-, componen a dos hermanos de frontera, al borde, igual de angustiados por la muerte de su padre y el amor a una misma mujer, y esa misma tensión sostenida con sus cuerpos, hace que el espectador esté todo el tiempo en vilo, sorprendido, con carcajadas que afloran en cualquier momento. 

El trabajo de Eiro, a partir de unas primeras improvisaciones, se entretejió con intertextos de la literatura argentina y llegó a buen puerto. En la atención y costura de todos esos materiales, resignificó contenidos y emocionó.

La Celestina, tragicomedia de Lita, fue una rara avis en el FTR. Creada por David Picotto y la bufona Julieta Daga, con la asistencia de Santiago Pérez, los cordobeses abordaron el clásico de la literatura española a partir de una desmelenada y filosa Lita, agonizante ante el drama pasional de los protagonistas de la obra de Fernando de Rojas. El público participó, se conmovió, rió con las desdichas de los personajes, y acordó con que “pocas cosas son tan peligrosas como el teatro independiente”.

La Celestina, tragicomedia de Lita. Fotografía de M.B.


De jerarquía esperada

Entre los clásicos presentes esta vez estuvieron Lorca, el teatro bajo la arena, en la gran sala del Lasserre, y Gaviota, inspirada en la famosa pieza de Chéjov, en La Máscara.

Una escena de Lorca...
que se vio en el Lasserre
La primera de ellas, con dirección de Laura Paredes, fue un tributo jocoso al granadino, con certero elenco compuesto por María Inés Sancerni, Rafael Federman, Claudia Cantero, Nicolás Levin y Agustín Gagliardi, y sigue en cartel en El Portón de Sánchez de CABA. Fue la única obra en gran formato y pasó justamente por una de las salas emblemáticas de la ciudad anfitriona, con larga tradición de teatro, en donde alguna vez supo verse, por caso, La casa de Bernarda Alba.  

En tanto la libérrima versión del talentoso Guillermo Cacacce sobre La Gaviota de Antón Chéjov, interpretada alrededor de una mesa con el público tan cerca como confundiéndose o fundidos en esa historia, se valió de un elenco femenino de reconocida trayectoria que estuvo a la altura de las circunstancias. Clarisa Korovsky, Marcela Guerty, Paula Fernández, Pilar Boyle y Romina Padoan, tras un proceso de largo aliento que incluyó ensayos en medio de la experiencia pandémica, recrearon ese encierro y actuaron sentadas concitando la atención con simpatía y profundidad, propias de la obra maestra dramática.

Los santos.
Los santos, de los trotamundos rosarinos Claudio Inferno y Eleazar Fanjul, irrumpieron con un espectáculo delirante y grotesco, procedente de Neuquén, que maravilló a la platea colmada del recién inaugurado Centro Recreativo Metropolitano La Estación.

Un altar al ingreso de la sala ya daba pistas de algo de lo porvenir: un deleite de ingenio y talentos que ya fueron disfrutados en Italia, España y varias plazas del país. En la Ronda de Devoluciones, ambos defendieron lo genuino y disidente del arte circense y callejero, explicaron su obra a partir de un cierto fetichismo por los vasos y las botellas, develaron sus procedimientos así como sus horas de entrenamientos de acrobacia y malabares.

Los cielos de la diabla fue otra de las piezas en las que los roles de dirección, actuación y dramaturgia fueron asumidos por una misma artista, Vilma Echeverría. La obra tuvo dos funciones en la Fiesta Nacional de Teatro del Chaco a comienzos de año, y realizó otras dos funciones en este festival.

Vilma Echeverría en Los cielos de la diabla. (FTR)

Se trata de un espectáculo conmovedor, inspirado en la pérdida de un padre adorador del Club Independiente de Avellaneda. El magnetismo que la actriz insufla al personaje, la lleva a transitar historias duras, de desposeídos y violentados, en un paisaje de luminosidad y desasosiego a la vez.



Conurbano, cotidiano, de Santiago Gobernori, es una comedia fresca, una historia simple, según definieron sus actores, en la que encontraron lucimiento Victoria Baldomir, Nicolás Giménez y Sabrina Zelaschi. Tanto en Rafaela como en Ataliva, una de las subsedes en la que se la vio, fue festejada por el público que pudo sentirse identificado con esas realidades del interior del interior, en donde los más jóvenes tienen pocas oportunidades y sueñan con viajar a la capital.







La sapo, de Ignacio Tamagno, es un drama interpretado por Eva Bianco y Carolina Saade, en el que el mágico y artesanal trabajo esceno-técnico de Maxi Bini y Estefanía De Gennaro, le suma más poesía y una dimensión insólita y onírica a la puesta. La novedosa iluminación creó con las actrices cordobesas, un sinnúmero de atmósferas y bellas escenas, que la prensa congregada y el público en general agradeció.

Antivisita.

Antivisita. Formas de entrar y salir de la ESMA, es una producción ritual que en octubre podrá volver a ser vista en Rosario, según anticiparon sus hacedoras. La experiencia performática que se ofrece como un recorrido emocional de Mariana Eva Pérez y Laura Kalauz, con el acompañamiento del antropólogo Miguel Algranti, dio carnadura a esa dimensión espectral de los cuerpos ausentes y el horror, con ciertas proyecciones, una sesión de espiritismo y sombras que parecían evocar a los que ya no están. Una propuesta que conduce a los visitantes por los vericuetos de una historia personal pero también social.

Otras obras que no pasaron desapercibidas fueron los dramas Limítrofe. La pastora del sol, de Bosco Cayo y dirección de Florencia Bendersky, Aire de montaña, de Pilar Ruiz y Shamrock, una comedia en verso, con buenas actuaciones y dirección de Nano Zyssholtz (CABA) que puede verse en Beckett Teatro.

 

La Pastora del sol.

Todo público

Los más chicos tuvieron, como todos los años, buenas propuestas y distintas, en diferentes espacios de la Perla del Oeste.

Acrobacias, malabares y más, en Casibache (La Plata) que también fue programada en Suardi; El aviador, de Damián Costa, o interesantes espectáculos para toda la familia como El aviso desoído, por Kika Producciones (Río Cuarto), que como comentó Mondino invita a bajar un cambio, Tiburón XXL, por La Gorda Azul (Santa Fe) con gran despliegue de títeres y dispositivo escenográfico, Universonoro de Tato Villanueva e Irene Ortín; Ensalada mágica, que cerró el FTR, el musical Algo que contar y El vuelo de Basilio, adaptación de Fedra García sobre un cuento de Haroldo Conti, expusieron la avidez del público infantil en plenas vacaciones escolares.

 

Tiburón XXL (Santa Fe) FTR
El aviso desoído (Río Cuarto) FTR








Las obras locales y los Laboratorios

Algo que contar.


Los Laboratorios de creación fueron, como el año pasado, espacios de aprendizaje y creatividad muy concurridos por teatristas y estudiantes de teatro locales. Estas instancias de formación o perfeccionamiento, concluyeron en disímiles búsquedas estéticas, de las manos de Juan Parodi, Luciano Del Prato, Agostina Luz López y Ana Gurbanov. Además hubo talleres, encuentros en nuevas salas (Biblioteca Sarmiento, Escuela de Música Remo Pignoni, entre otros) e intercambios, tan valiosos en estos tiempos de virtualidad.

Cerca de un treinta por ciento de la programación, comprometió producciones rafaelinas, un hito regional que habla del sentido o uno de ellos, del FTR. En este apartado pues, no podemos dejar de mencionar sucintamente cuatro obras muy distintas, que provocaron, denunciaron y sacudieron a sus respectivas plateas.

El último..., de Marcelo Allasino, ahondó en las problemáticas de los vínculos, las violencias y el homoerotismo, con valentía y buenas interpretaciones de Marcelo Gieco y Agustín Keller; Imaginación..., representó un buen debut de Mayra Armando y Luisina Valenti como realizadoras; Lingua ignota, regaló con la danza y el talento de Liza Taylor, un movimiento en equipo integrado por Mateo de Urquiza, Vanesa Del Barco, Federico Shmidt y Cintia Hernández, de factura acaso algo polémica y Decir sí, de Gambaro, con dirección de Paula Boero y memorables actuaciones de Danilo Monge y Mariano Patania, llevó a la sala chica de La Máscara el mundo opresivo y delator de la gran autora argentina.


Decir sí. FTR

Lingua ignota.







En resumen, un festival de prestigio que se ha ganado un lugar en el calendario de las artes escénicas nacionales. La apertura de DeSastres, de Cirulaxia (Córdoba), fue abrir una semana a los aprendizajes, a las emociones y a los encuentros que propicia este feliztival siempre.

 

sábado, 29 de abril de 2023

Publicaciones recibidas

 El regreso del hombre murciélago

Querido joven maravillas, de Osvaldo Bossi, publicado a fines del año pasado por Mágicas naranjas, es una pequeña y enorme edición del sello de Lanús, cuya luminosa contratapa corresponde a otro gran poeta cercano a la editorial creada por Hilda Fernández y Gustavo Gottfried, Patricio Foglia. Es éste quien glosa las sentidas palabras Baticueva, Batiseñal y Batiadagias, para acercarnos al autor de Fiel a una sombra (2001), Los poemas de amor que el Coyote le escribió al Correcaminos (2018) y Cuando yo era poeta (2022) entre otros memorables títulos.

Como afirma Foglia, sabiduría y misterio son en parte restituidos por la nueva aparición en prosa de Batman/ Bossi en 120 páginas, algunas de ellas ilustradas con viejas estampas, en blanco y negro, de la famosa batipareja. El poeta, por su parte, se aplica a textos en prosa que nunca traicionan su voz ni su didáctica, y que de algún modo repasan su vida y sus vínculos, su humor y gustos literarios, la soledad y las compañías en lecturas siempre nutrientes. Con oficio y empeño de años puestos en la poesía, Osvaldo Bossi insiste convencido en mentir para decir una verdad porque sino, no se es poeta, tal como afirma en una de sus batiadagias.

“Los poemas se escriben con el corazón. Escuchaste bien, Robin. Los grandes poemas (que casi siempre son pequeñitos) se escriben con el corazón”, dice en otra de esas premisas de tono simple y sin embargo tan profundo.

Todo el libro, desde sus primeras páginas, destila amor, de Bossi hacia Beatriz Guido -quien convirtió al autor en poeta, asegura-, hacia la literatura y hacia esa máscara de orejas puntiagudas tras la que el escritor se escuda, de puro tímido y sensible que es.

No es una poesía cualquiera la de Bossi. Y este libro, tampoco. Sus textos en prosa aquí, son clases de poesía en la que nos enseña a pararnos en el mundo de las palabras, a reflexionar sobre las formas, la crítica y la pedantería, los autores fundamentales, los tormentos de cada quien y las épocas crueles, la necesidad de escribir para vivir.

En fin, salgan a buscarlo, que es un libro con el que se disfruta y se aprende en iguales dosis.

 

Clown del litoral

Escribimos el año pasado: “El grupo teatral La rueda, viene hace unos años produciendo una rica y diversificada experiencia interprovincial. Animado especialmente por Daniela Osella y Pablo Vallejo, (...) ha realizado distintos aportes y participaciones al campo cultural regional.

Entre ellos figuran los Dossier Orillas Teatrales, que en su primer número está dedicado a ‘Experiencias pedagógicas en la formación actoral’, y el segundo a ‘El teatro callejero en el Litoral’”.

Presentada recientemente en el Festival de teatro callejero Corriendo la coneja, la nueva publicación del grupo La rueda con apoyo del INT, constituye una grata continuación de los buenos trabajos editoriales que circulan actualmente por la región Centro-Litoral. Experiencias payasas a la vista. Orillas teatrales 3, Santa Fe/ Paraná, recopila una serie de propuestas, festivales, ciclos, actividades y teorías en torno al universo del clown, surgidos a ambos lados del río que limita y vincula las dos capitales provinciales.

En este dossier hay textos de Pablo Vallejo, Daniela Osella, María Cecilia Segovia, “Chechu” Piccioni, Vanina Monasterolo, Rocío Fernández Doval y principalmente, el texto dramático Icaria, de Paula Righelato y Nadia Grandón estrenado en 2016, ganador tres años más tarde de la selección provincial de teatro y representado decenas de veces por toda la provincia.

Como en los casos de Las aventuras del gaucho Calandria, adaptación del clásico de Leguizamón de Juan Carlos Izaguirre, de El principibito, del grupo La Tramoya, y de Lobizón vs Llorona, una aventura isleña, de María Cecilia Piccioni y Joaquín Lavini, que acompaña en el último dossier a Icaria, la publicación de las piezas aproxima la memoria de los acontecimientos escénicos, y restaura en los lectores/ espectadores, las emociones de su devenir y sus viajes.

 

Nos volvimos a ilusionar, Orsai

La última edición de esta revista binacional, comandada por Hernán Casciari, tuvo una explosión mediática a comienzos de este 2023, en paralelo a la obtención de la Copa del Mundo de la selección de fútbol en Qatar, luego de que el propio astro del fútbol mundial escuchara y se emocionara con uno de los relatos, La valija de Lionel, que reivindica su figura e idiosincrasia, y repasa su biografía desde el sentir compartido de un migrante en Europa. Los lectores de la siempre esperada revista, a partir de entonces, se multiplicaron.

Los vario pinto proyectos de Casciari se retroalimentan en un trabajo que ya hace unos años elogiamos sobradamente en este espacio. En esta edición de Orsai, la gran novedad está dada por la posibilidad de acceder, a través de un código QR a los relatos publicados pero en versión sonoro, en voz de diferentes invitados.

A eso se suma la calidad de las plumas incorporadas, una combinación de voces nuevas y jóvenes y de autores más reconocidos de las letras, más una diversidad de ilustraciones que complementan y hacen lucir todavía más, cada texto.

Un respiro divertido y necesario, lo constituyen esos diálogos mordaces, de competencias y rivalidades entre el director de la revista y su editor, amigo y secuaz, Christian Basilisy Chiri, que en el espacio de una página dicen algo acerca de las narraciones que le anteceden, discuten sobre el origen del descubrimientos de sus talentosos escritores y escritoras, plantean sus pareceres y sentires tras lo leído. Y así, mientras coquetean con reflexiones en torno a su propio envejecer con mucho humor negro, van arrimando una suerte de transición para los relatos siguientes.

Al pie de cada una de las páginas, por si no fuera suficiente todo el contenido de alto vuelo, deslumbrantes, que presentan, como los textos de Paloma Fabrykant, Daniel Mella –honrando a Mario Levrero-, Mayra Arenas o Daniel Divinsky, por citar algunos, se leen graciosas frases con las que varios podemos encontrarnos, identificarnos y reírnos.

Este número 8 de la revista es una obra de arte para la colección. Tanto los textos como las imágenes que trae este número en particular, tientan a volver a abrirla a cada rato, volver a leerla, citar sus aforismos o simplemente compartirla porque la disímil paleta de emergentes y reconocidos artistas, dice, cuenta, recrea, inventa con buen gusto, inteligencia, osadía y un ojo crítico y filoso que se agradece.

En fin, no seremos Messi pero creemos que nuestros elogios, tendrán algún pequeño rebote, se merecerán un lugarcito en este universo…