martes, 26 de marzo de 2013

Entrevista a Daniel Freire, un envenenado del teatro


A la salida de la función de El veneno del teatro, obra protagonizada por Miguel Ángel Solá y Daniel Freire, apenas pudimos hacer contacto con los actores e intercambiar mails para poder entrevistarlos por ese medio. No había otra alternativa porque estaban de aquí para allá, en plena gira por distintos puntos del país.





Qué significa volver a la argentina haciendo teatro y de gira por distintos puntos del país, fue uno de los interrogantes. Daniel Freire contestó, y aquí compartimos sus respuestas.
D. F: Durante estos últimos 13 años, me fui del país a vivir a España en 1999, he intentado venir a Argentina con todos los proyectos teatrales que he hecho allá, pero por diferentes motivos nunca pudimos concretar ese sueño. Y ahora me ha llegado esta oportunidad que se dio en las mejores condiciones para mí. Llegar nuevamente al teatro en Argentina con esta obra y junto a Miguel Angel Solá es la propuesta más beneficiosa. Pero además se acrecienta con esta posibilidad de recorrer parte de nuestro país. La gira está siendo una experiencia muy rica porque permite ver otras realidades y hacer un intercambio mucho más variado y enriquecedor. Nos alimenta, nos alienta y fundamentalmente, nos certifica el amplio espectro de los perfiles culturales con los que se completa la realidad argentina, tantas veces limitada a los designios de la capital, a los mandatos de la producción capitalina. Pero también ha permitido descubrir la infinidad de puntos de contacto que existen con otras realidades políticas, económicas y culturales que se nos aparecían desde hace años como diferentes, pero que en realidad nos pertenecen más profundamente de lo que nos las quieren hacer ver.

¿Qué te entusiasma y más conmueve de esta obra?
D.F: El veneno del teatro me entusiasmó desde la primera lectura. Me parece un texto muy inteligente, simple y directo, con un profundo planteo, centrado en el trabajo del actor, pero que abre puertas hacia otros aspectos de la vida. El ser y su parecer. La relación del poder y el arte (el "Poder" siempre se sentirá cuestionado por las formas del arte, porque el arte en su síntesis, distorsiona para exponer la esencia de las cosas). La búsqueda de la verdad en la realidad y la verdad en el arte, que no por ficticia es falsa. La obra plantea una discusión intelectual y física, entre dos arquetipos sociales: Un "Señor" y un "Artista" (un actor en este caso). Y el trabajo exigía, por el mismo planteo del texto, una forma que implicaba un gran desafío para mí. Me conmueve de esta obra el viaje al que se somete al espectador, que de alguna manera es testigo físico y directo de una tortura en vivo, mientras el discurso exige un profundo compromiso intelectual. Ese viaje, también lo hacemos nosotros sobre el escenario cada noche. Es realmente gratificante compartir esta experiencia, también fisiológica, con un actor como Miguel, que te sostiene y te acompaña en cada momento, con muchísima generosidad de su parte.

En tu trayectoria y recorrido, ¿el teatro significa un veneno, un remedio u otra cosa?
D. F: El oficio de cómico, teatrero, o como quieras llamarle es, para mí, un todo complejo. Un veneno, porque una vez probado, no hay antídoto posible para quitarlo. Es un remedio, porque permite sanar al transitar tantas posibles experiencias vitales. Quizás te ayude a ser mejor, más amplio, más comprensivo, menos prejuicioso y más perceptivo.  Es una droga, que embriaga y marea y seduce. Te desequilibra hasta encontrar una luz, un hilo imperceptible que te conecta con un todo (el entorno, el texto, la acción, el compañero y el otro imprescindible, el público que es el que completa el circuito). Sin duda el teatro, para mí, es el ámbito de mayor exposición y riesgo, pero en el que me siento más cómodo y protegido a la vez. El teatro es muchas otras cosas más en la construcción de un ser humano distinto, comprometido y solidario. Es el arte del aquí y ahora. El más vivo.

De títeres y actores

 Nora Llados, titiritera de Rosario -recientemente incorporada al staff de la revista- junto a Los Hermanos Arana (Rosario). Por si no los conocen, pueden entrar aquí y ver uno de sus trabajos:
Las marionetas Arana

jueves, 14 de marzo de 2013

El veneno del teatro

Tras la función de este jueves 14 de marzo, los actores de El veneno del teatro,
Daniel Freire y Miguel Ángel Sola, saludaron al público paranaense.
El actor y dramaturgo Raúl Dayub, la bibliotecaria Norma Sánchez, Daniel Freire y Nancy Jacob, directora del Teatro 3 de Febrero.
 Ya en la vereda del teatro, la revista La Otra Butaca se iba de la mano de los actores.
Alcanzamos a felicitar a los envenenados del teatro y nos prometieron entrevista, mail mediante. A nuestros lectores les decimos "paciencia", que en próximas publicaciones podrán leer sus respuestas. A continuación, compartimos, una lectura de la obra que se vio este jueves 14 en el 3 de Febrero.

De venenos y antídotos posibles
Guillermo Meresman


El veneno del teatro, de Rodolf Sirera en versión de José María Rodríguez Méndez, dirección de Mario Gas, con escenografía de Paco Azorin y la iluminación de Juan Cornejo, es una obra que, sabiendo de reflexiones y preocupaciones muy humanas, se propone como trampolín para el destacado trabajo actoral de la dupla integrada por Miguel Ángel Sola y Daniel Freire. A eso pareció apostar el director catalán de esta nueva coproducción española-argentina, que se prepara para recorrer nuevos escenarios de los cinco continentes.
Una puesta austera pero no pobre, acompaña la evolución del conflicto planteado por un texto escrito en 1978, que se sostiene aún en este globalizado siglo XXI, tan demandante de nuevas retóricas escénicas. Es un texto que parece dialogar con el pensamiento de Diderot, Stanislavsky o, entre nosotros, el también catalán Antonio Cunil Cabanellas.
La pieza formula una exploración en el vínculo de dos hombres, uno actor y el otro empresario, científico, “amo y señor”, y exhibe una investigación y reflexión en torno a la teatralidad, la estética, la ética, la muerte humana, la ficción por oposición a la verdad. En este punto, se plantea un teatro de tesis, filosófico, en el que los intérpretes deben acompañar un argumento metateatral, que prescinde tanto de rebuscadas imágenes, como de otros recursos ajenos a lo sustancial: las palabras, los cuerpos, las ideas y los temores de cualquiera, o mejor en este caso, de un actor de gran prestigio ubicado ante el desafío de reconocer sus conductas ante la privación de la libertad de la que es objeto.
La acentuación de esta especie de thriller policial, provoca dudas acerca de qué es actuar, qué es una obra de teatro o el teatro mismo. Es una obra que invita a pensar y definir la verdadera esencia del veneno del teatro. Ese veneno que hace que dos actores puedan conmovernos tanto. En la obra, un actor que actúa de actor famoso es obligado a representar esos minutos previos a la muerte del maestro de la mayéutica griega, Sócrates.  
¿Cuál es el sentido de la vida, qué objeto tiene el teatro para la humanidad, cómo se vincula con los poderes terrenales?, son algunos de los dilemas que se les plantean a los espectadores.  
En este sentido, tras la función de El veneno del teatro, uno puede leer elocuentes guiños al Kafka de Ante la Ley, a Thomas de Quincey y el modernista Boudelaire, todos autores que se valen de materialidades oníricas o fantásticas y de provisorias respuestas de Freud y otros contemporáneos husmeadores del alma humana, procurándose antídotos contra la finitud, el dolor de la agonía y la banalidad de la vida terrena.
Con solvencia, Solá-Freire, Freire-Solá, forman un tándem que con el texto dramático y la puesta en escena, invitan a volver a cotejar la densidad y el milagro de la vida cultural, en una sociedad en la que a veces y no siempre, el progreso otorga respuestas y abre nuevas preguntas acerca de la vanidad, el poder, la traición y el orgullo.


viernes, 8 de marzo de 2013

Otro colaborador que se las trae..!

El autor, director y docente Rody Bertol, responde en La Otra Butaca siete sobre sus consumos culturales. Imperdible y en exclusiva desde Rosario, Provincia de Santa Fe.

martes, 5 de marzo de 2013

La Otra Butaca internacional...

Hace casi un año atrás, los integrantes de la revista llegábamos hasta el XIII Festival Iberoamericano de Teatro que se hacía en Bogotá. Entre las miles de actividades que propusieron los organizadores, estaban las conferencias de prensa con los artistas. Aquí va un fragmento de la multitudinaria rueda internacional para preguntar y escuchar al actor y director norteamericano Tim Robbins, que presentó su puesta de "1984", de   George Orwell: http://www.youtube.com/watch?v=ERgTWpmCeEo