miércoles, 21 de agosto de 2019

Publicaciones recibidas II

Un pensamiento excepcional


El trabajo de José Luis Arce ha recibido numerosos reconocimientos nacionales e internacionales. Entre los primeros figura el Premio Trayectoria a Teatristas de Provincias, que anualmente otorga el Grupo de Estudios de Teatro Argentino e Iberoamericano (Getea, UBA) -por consideración de miembros investigadores de todas las latitudes de la República-y que en este agosto, recayó en el teatrista cordobés que de este modo se suma a personalidades del país federal. Y entre reconocimientos internacionales se halla La máquina border. Cuadernos de decoloniaje, libro editado por Artezblai, distinguido con el Accésit I Premio Internacional Artez Blai de Investigación sobre las Artes Escénicas, que lleva un tiempo ya circulando por algunas librerías de hispanoamérica.
Con erudito prólogo de Borja Ruiz, Arce escribe según el español “un ensayo sobre teatro pero limítrofe con la filosofía, el psicoanálisis y la antropología”. Es así éste, un libro complejo, alivianado por numerosos subcapítulos e imágenes, y por un estilo coloquial, que en efecto “bebe de una crisis económica y política particular, la de Argentina, que ahora parece expandirse como pandemia mundial”.  
Desde apabullantes lecturas, prácticas grupales y reflexiones y una actitud experimental muy identificable con lo mejor del teatro independiente argentino de este siglo, el trabajo, como su título sugiere, refleja el resultado de una madurez teórica y profundidad poco frecuente. José Luis dialoga en estas páginas con los más prestigiosos creadores contemporáneos, con sus obras y palabras, para seguir pensando el arte y haciendo palabras y obras poderosas, e incómodas, en una espiral tan urgente como un remolino que teatra.


Isidoro Rossi en Inteatro

Un nuevo tomo –el XVI- de la Antología de obras de teatro argentino desde sus orígenes a la actualidad, que abarca el período 1931- 1940, seleccionado y prologado por Beatriz Seibel, comenzó a ser distribuido este año por todo el territorio argentino. Se trata de un tomo especial para la región, ya que a textos dramáticos de Alfonsina Storni (Polixena y la cocinerita y Blanco... Negro... Blanco...), Nicolás de las Llanderas- Arnaldo Malfatti (Los tres berretines) y Roberto Arlt (Saverio el cruel), se suma un texto del paranaense Isidoro Rossi que permanecía inédito.
La publicación de su comedia asainetada El milagro de Mano Santa (1936), o Mano Santa a secas, que el precursor del teatro independiente entrerriano estrenó con el Cuadro Filodramático Jóvenes Amantes del Arte, con dirección de David Leveroni, y más tarde con la Agrupación Artística Florencio Sánchez en la capital provincial, ahora digitalizada y difundida por la Editorial del Instituto Nacional del Teatro, representa acaso un silencioso  suceso para la historiografía teatral de Entre Ríos. Ya sea por sus méritos (los de la obra), los de su dramaturgo, sus condiciones de producción y los de su puesta en escena, y por la compañía de los autores estelares que acompañan al autor del grotesco criollo Berto - lucida excepción textual de este autor de provincia.
La publicación en cuestión constituye un acto de reparación con la memoria del principal creador teatral de la región durante la primera mitad del pasado siglo. Su inclusión en esta demorada antología pone al alcance de teatristas de todo el mundo, una voz muy personal y una pieza efectiva. En definitiva,  este libro coloca a Isidoro Rossi con justicia, a la par de algunos de los más interesantes escritores de su época en el país.


Las memorias de un actor

Estos recuerdos de Mario Martínez concentrados bajo el título de Memoria emotiva (recuerdos de un actor de provincia), vienen a abonar la hipótesis de un campo cultural provincial intensificado durante las últimas décadas, nutrido no sólo por nuevos tipos de experiencias, espacios o metodologías, sino también por distintos tipos de iniciativas, como esta misma publicación, que recoge la trayectoria de un hombre de teatro, capaz de hacer aportes significativos al interior del sistema teatral provincial.
Ya desde el título, Martínez advierte de la carga emocional de estos relatos que lo tienen por protagonista, a la vez que insinúa un guiño a la comunidad escénica local. En efecto, formado desde joven con el método stanislavskiano-entre sus docentes se mencionan a los santafecinos Rubén “Chiry” Rodríguez y Carlos Thiel-, pretende el autor testimoniar mojones de sus aprendizajes, sin adentrarse en cuestiones teóricas o académicas, ni mayores precisiones temporales.
Concurren artesanías, comedias musicales y espectáculos para niños, con el fluir algo melancólico de su vida en el arte. Un apartado especial lo ocupa su formación como escenógrafo en la Capital Federal, y algunas reproducciones de críticas a sus realizaciones.
Desfilan así por estas páginas, referentes escenográficos (Saulo Benavente), pedagógicos (Roberto Vega, Hugo Midón), anécdotas y valioso material fotográfico de las estancias en Paraná, Santa Fe y  especialmente en Buenos Aires.


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