Un pensamiento excepcional
El
trabajo de José Luis Arce ha recibido numerosos reconocimientos nacionales e
internacionales. Entre los primeros figura el Premio Trayectoria a Teatristas
de Provincias, que anualmente otorga el Grupo de Estudios de Teatro Argentino e
Iberoamericano (Getea, UBA) -por consideración de miembros investigadores de
todas las latitudes de la
República-y que en este agosto, recayó en el teatrista
cordobés que de este modo se suma a personalidades del país federal. Y entre reconocimientos
internacionales se halla La máquina
border. Cuadernos de decoloniaje, libro editado por Artezblai, distinguido
con el Accésit I Premio Internacional
Artez Blai de Investigación sobre las Artes Escénicas, que lleva un tiempo
ya circulando por algunas librerías de hispanoamérica.
Con
erudito prólogo de Borja Ruiz, Arce escribe según el español “un ensayo sobre
teatro pero limítrofe con la filosofía, el psicoanálisis y la antropología”. Es
así éste, un libro complejo, alivianado por numerosos subcapítulos e imágenes, y
por un estilo coloquial, que en efecto “bebe de una crisis económica y política
particular, la de Argentina, que ahora parece expandirse como pandemia mundial”.
Desde
apabullantes lecturas, prácticas grupales y reflexiones y una actitud
experimental muy identificable con lo mejor del teatro independiente argentino
de este siglo, el trabajo, como su título sugiere, refleja el resultado de una
madurez teórica y profundidad poco frecuente. José Luis dialoga en estas páginas
con los más prestigiosos creadores contemporáneos, con sus obras y palabras,
para seguir pensando el arte y haciendo palabras y obras poderosas, e
incómodas, en una espiral tan urgente como un remolino que teatra.
Isidoro Rossi en Inteatro
Un
nuevo tomo –el XVI- de la Antología de obras de teatro argentino desde sus
orígenes a la actualidad, que abarca el período 1931- 1940, seleccionado y
prologado por Beatriz Seibel, comenzó a ser distribuido este año por todo el
territorio argentino. Se trata de un tomo especial para la región, ya que a
textos dramáticos de Alfonsina Storni (Polixena
y la cocinerita y Blanco... Negro...
Blanco...), Nicolás de las Llanderas- Arnaldo Malfatti (Los tres berretines) y Roberto Arlt (Saverio el cruel), se suma un texto del
paranaense Isidoro Rossi que permanecía inédito.
La
publicación de su comedia asainetada El
milagro de Mano Santa (1936), o Mano
Santa a secas, que el precursor del teatro independiente entrerriano
estrenó con el Cuadro Filodramático Jóvenes Amantes del Arte, con dirección de
David Leveroni, y más tarde con la Agrupación Artística
Florencio Sánchez en la capital provincial, ahora digitalizada y difundida por la Editorial del Instituto
Nacional del Teatro, representa acaso un silencioso suceso para la historiografía teatral de Entre
Ríos. Ya sea por sus méritos (los de la obra), los de su dramaturgo, sus
condiciones de producción y los de su puesta en escena, y por la compañía de
los autores estelares que acompañan al autor del grotesco criollo Berto - lucida excepción textual de este
autor de provincia.
La
publicación en cuestión constituye un acto de reparación con la memoria del
principal creador teatral de la región durante la primera mitad del pasado
siglo. Su inclusión en esta demorada antología pone al alcance de teatristas de
todo el mundo, una voz muy personal y una pieza efectiva. En definitiva, este libro coloca a Isidoro Rossi con justicia,
a la par de algunos de los más interesantes escritores de su época en el país.
Las memorias de un actor
Estos
recuerdos de Mario Martínez concentrados bajo el título de Memoria emotiva (recuerdos de un actor de provincia), vienen a
abonar la hipótesis de un campo cultural provincial intensificado durante las
últimas décadas, nutrido no sólo por nuevos tipos de experiencias, espacios o
metodologías, sino también por distintos tipos de iniciativas, como esta misma
publicación, que recoge la trayectoria de un hombre de teatro, capaz de hacer
aportes significativos al interior del sistema teatral provincial.
Ya
desde el título, Martínez advierte de la carga emocional de estos relatos que
lo tienen por protagonista, a la vez que insinúa un guiño a la comunidad
escénica local. En efecto, formado desde joven con el método stanislavskiano-entre
sus docentes se mencionan a los santafecinos Rubén “Chiry” Rodríguez y Carlos
Thiel-, pretende el autor testimoniar mojones de sus aprendizajes, sin
adentrarse en cuestiones teóricas o académicas, ni mayores precisiones
temporales.
Concurren
artesanías, comedias musicales y espectáculos para niños, con el fluir algo
melancólico de su vida en el arte. Un apartado especial lo ocupa su formación
como escenógrafo en la
Capital Federal , y algunas reproducciones de críticas a sus realizaciones.
Desfilan
así por estas páginas, referentes escenográficos (Saulo Benavente), pedagógicos
(Roberto Vega, Hugo Midón), anécdotas y valioso material fotográfico de las
estancias en Paraná, Santa Fe y especialmente
en Buenos Aires.
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