Cobertura especial de
Parafraseando al tema de Divididos, la 17° edición del Festival de
Teatro de Rafaela que se llevó a cabo entre el 9 y el 17 de julio, regresó con
toda su potencia. Volvió a sus fechas acostumbradas en el receso lectivo del
invierno, luego del parate que implicó la pandemia del 2020, y el cambio del
mes en la edición del 2021.
Una ciudad imbuida de teatro (Foto Mónica B.) |
Luego del desfile y del acto oficial de apertura,
A partir del martes 12, entre otras, se presentaron Un hueco, de Juan Pablo Gómez, en una renovada versión mendocina, con dirección Agustín Daguerre -y las potentes composiciones de Darío Martínez, Marcelo Díaz y Cristian Di Carlo-, y luego, le siguió la corrosiva comedia dramática Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual (Comarca Andina) de la chilena Carla Zúñiga, diestramente dirigida por Luciano Delprato y Darío Levin, que por primera vez salió de El Bolsón. Ambos trabajos estuvieron lejos de desentonar dentro de una programación artística de excelencia, a cargo de Gustavo Mondino.
Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual. |
Este año en que no se instaló la carpa, los programadores tuvieron el buen tino de además de proponer a los más chicos, espacios alternativos y ofrecerles buenos espectáculos de títeres, destrezas y variedades. Y como en todas las ediciones anteriores, se integraron trabajos en lugares no habituales ni convencionales.
Más de veinte espacios de la planta urbana de Rafaela,
fueron testigos del fenómeno.
Juventud
Los espacios de formación en formato de experimentación artística se hicieron presentes por primera vez el año 2021 en el FTR y fueron tan aplaudidos y demandados, que se quedaron, generaron expectativas, crecieron y se multiplicaron.
Un poco más, propuesta dirigida por Ana Gurbanov |
Quería llorar, bajo dirección de F. Benvenutti |
Con salas llenas por los mismos rafaelinos y la prensa congregada de distintos puntos de Argentina, se produjeron trabajos atractivos que con distintas estéticas y mucho ritmo, dieron cuenta de la realidad, sobre todo de los más jóvenes. En efecto, las piezas subidas a escena tuvieron casi como un denominador común, la comunicación de un universo muchas veces subestimado –por el simple hecho de ser protagonizado por los más jóvenes-, los sueños y proyectos, la persecución y prejuicios hacia el arte callejero, las diversidades sexuales, cierta revalorización o diálogo con el pasado teatral de la propia ciudad en la que viven, su vínculo con el tiempo y las tecnologías.
Apenas un pasaje de Todos mueren al final, bajo dirección de Rodrigo Cuesta. |
Entre lo destacado
Los gráficos de Imprenteros llegaron precedidos por excelentes críticas de Buenos Aires y el renombre de Lorena Vega, conocida eminentemente como actriz. En este caso, junto a sus hermanos Sergio y Federico, Vega concreta un espectáculo sensible y profundo, estrenado en el 2018 pero al que las restricciones impusieron la larga pausa de más de un año. La presencia de los tres hermanos acompañados por otros cuatro buenos actores y un equipo técnico de excelencia, hicieron que su biodrama fuera uno de los más de treinta espectáculos, aplaudidos a rabiar en el Teatro Lasserre.
Rota, un unipersonal interpretado por Raquel Ameri, bien
dirigida por Mariano Stolkiner, conmovió con la historia de una mujer pobre que
pierde a un hijo feminicida, entre otros hilos que tejió Natalia Villamil,
autora de esta desgarradora obra. La actriz regresó así a un protagonismo para
lucimiento de sus recursos expresivos, bien acompañada por otros artistas, como
había ya ocurrido con Millones de
segundos.
En El hombre de acero, otro
unipersonal con igual nivel de interpretación, Marcos Montes se lució con la
obra de Juan Dasso, ganadora del Premio Germán Rozenmacher en el 2019. En su
espectáculo se retratan parecidos devaneos, pero de una clase social acomodada,
de la burguesía nacional. Con un singular dispositivo montado en la sala de
En ambos trabajos, se pone en escena algo de lo que no se dice ni habla
demasiado como el suicidio de un hijo o la sexualidad de personas con alguna
discapacidad. En Rota, la trama se ancla
prioritariamente desde el lugar de la pérdida de un hijo que se “vuela los
pensamientos” después de matar a su mujer; en El hombre de acero, un padre comparte sus aciertos y desaciertos,
las tantas estrategias que prueba con más o menos suerte para tratar de
comunicarse con un hijo autista que está en su pleno despertar sexual.
Otro de los aciertos de la programación fue
The big mountain. El platense Braian Kobla operó con su estrategia
transdisciplinar, conduciendo a los nueve integrantes de un elenco
dominantemente jovencísimo (Ilenia Contín, Ana Belén Recabarren, Denisse Van
der Ploeg, Agustín Recondo, Mariel Santiago, Federico Aimetta, Juan
Castiglione, Valentín Prioretti y Manuela Villanueva Fernández), para entre
otras cosas, convertir la crítica social a la tecnologización de la vida
cotidiana, en puro arte.
Los miedos (foto Gustavo Conti) |
Los miedos, de un inspirado Ale Gigena, que también se vio en
Escena de Las cargas (foto de G. Conti) |
Federal y misterioso
Misterio (una obra de una obra) de Silvina Grinberg, fue en esta edición el
único trabajo de raíz más entrerriana, aunque el grupo se definió como
“interprovincial”, ya que integran su reparto los santafesinos Ciro y Juan
Berrón y el radicado en Paraná Pablo Vallejo. Con algo de biodrama, el
espectáculo de danza-teatro para toda la familia, que reactualiza las
dificultades de cualquier grupalidad, fue bien recibido por la platea. En las
rondas de devoluciones, precisamente, se destacó el crecimiento de esta pieza
que hace poco se vio en
La nave disruptiva
La provocación en esta ocasión, en parte, estuvo dada por la
perturbadora experiencia inmersiva en 360° de los locales Ramiro Rodríguez y
Matías Brasca La nave.
A través de lentes de realidad virtual, y durante sólo quince minutos, uno
podía meterse en la historia que representaban Lucas Vilches y Pablo Pellegrinet.
Una propuesta de ciencia ficción, amoral y dramática en la colonización al
planeta Marte, que cada espectador vivenció en un pequeño espacio previamente
delimitado en el Museo Histórico Municipal. En esta apuesta, Rodríguez y
Brasca, combinaron sus pasiones por los videos juegos y el cine.
Rodríguez –egresado en el séptimo arte de Córdoba- medio atajando
cuestionamientos, dudas y turbaciones de la ronda de críticos, aseguró que “el
cine 360° no va a funcionar jamás, porque el cine necesita del montaje”.
A siete años del comienzo de su construcción, ofrecer en El o Un Festival
de Teatro su disruptivo concurso con algo de actuación, tuvo ese “pasarse de
límites” respecto al propio milenario arte de la representación convivial, cosa
que siempre se agradece en
Elegir el riesgo
Tamagno junto a Eva Bianco en La Sapo. |
La tierra, las palas, las hachas, están muy presentes en ambos
trabajos, para cavar o violentar, para levantar polvareda y ensuciar, para incomodar
o simplemente, hacer viajar al público.
La mistonga y más
Imagen de Yateencontraré. |
La niña que fue Cyrano, de Guillermo Balbo, trajo una historia que se sale de la heteronormatividad para hablar del amor y las mudanzas en un amplio sentido, y cuestionar la figura de adultos en la crianza de niños, esa con la cual alguno puede sentirse interpelado y emocionado al término de la función.
La murga estilo uruguaya
En el cementerio
Nada de carne sobre nosotras, de Mariana Enríquez- Analía Couceyro fue,
sin quererlo, un suceso social, puesto que la ubicación del Site specific fue
en el Cementerio Municipal, alarmando al sector más conservador y ultra religioso
de Rafaela. Sin embargo, la decisión del Intendente y los organizadores, bastó
para una respetuosa experiencia artística y existencial, única y que más de uno
atesorará por siempre.
“En
Lo perturbador de los relatos, los sonidos de las palomas o de una
puerta que se quejaba, la imagen de los nichos, panteones como casas y tumbas adornadas
con banderas, caireles y hasta luces de neón, más el fuerte viento de la tarde,
fue capitalizado por la reconocida
actriz y directora, que sumó a Ariel Farace, Susana Pampín, Lisandro Outeda y
Rocío Domínguez. Ellos le pusieron hálitos inmejorables a las historias que se
contaron entre lápidas, memorias, ausencias y presencias extrañas. Un hallazgo.
Escena de Maten a Hamlet (foto: M. Borgogno) |
Para seguir leyendo y encontrarse
Los títulos de las coberturas especiales de
Del “interior del interior” como se dice. Convoca, luce, transforma,
genera, colabora, siembra. Agita, en el Oeste, en pleno invierno, para propios
y extraños.
https://issuu.com/alfalar/docs/lob_11_chico
“Algo de lo que vimos en Rafaela” (2013)
http://labutacaotra.blogspot.com/2013/07/algo-de-lo-que-vimos-en-el-9-festival.html
“Postales del 12 Festival de Teatro” (2016)
http://labutacaotra.blogspot.com/2016/07/postales-del-12-festival-de-teatro-de.html
“El teatro entibió de nuevo los corazones” (edición 2017)
http://labutacaotra.blogspot.com/2017/07/el-teatro-entibio-de-nuevo-los.html
“El teatro envolvió como un viento” (2015, en revista nº 14),
http://labutacaotra.blogspot.com/2015/07/festival-de-teatro-de-rafaela-2015.html
“Un festival que sacude ideas y emociones” (2016, revista nº 16), “Otra vez, escenas que arriesgan y cuestionan” (2017, revista nº 18),
“La resistencia como forma de cultura” (2018), http://labutacaotra.blogspot.com/2018/09/rafaela-2018.html
“Un festival que hace hablar a todos”
http://labutacaotra.blogspot.com/2018/07/anticipo.html
“Un festival que ni Dios puede parar” (edición 2018)
http://labutacaotra.blogspot.com/2019/07/un-festival-que-ni-dios-puede-parar.html
“Un festival como metáfora de progreso” (edición 2012)
http://labutacaotra.blogspot.com/2012/07/
“Festival de Teatro de Rafaela 2021, para volver a celebrar y encontrarnos” (edición 2021).
http://labutacaotra.blogspot.com/2021/11/festival-de-teatro-de-rafaela-2021-para.html