El
sábado 12 de octubre finalizó el 12º Festival Internacional de Teatro Mercosur,
en Córdoba.
Cerca
de 40.000 espectadores y unos 500 artistas fueron parte de este mega encuentro
que una vez más, supo reunir disímiles estéticas y propuestas, más una
importante participación de elencos cordobeses.
Mónica
Borgogno
Durante
nueve días, se sucedieron espectáculos provenientes de distintas latitudes y
rincones de la Argentina. Del 4 al 12 de octubre, los cordobeses fueron el
corazón de este festival pionero, el más antiguo de Latinoamérica.
Como
ya se ha dicho, esta edición le hizo un importante lugar al teatro que se hace
en el Litoral – ¿Por qué demoró tanto?,
de Santa Fe e Icaria, de Entre Ríos-
e incluyó a la abundante y rica propuesta de los teatros independientes de la
Docta, ciudad cuna de la Reforma Universitaria y del Cordobazo.
Estos
dos hechos de la Historia argentina, marcaron rumbos e identifican al pueblo
cordobés en su condición de precursor. De esta geografía privilegiada de
montañas y ríos, salió hace más de 30 años el primer festival latinoamericano y
desde entonces siguen batallando, o como le gusta decir a Raúl Sansica,
principal gestor del festival, “resistiendo”, sobre todo en la actual coyuntura,
en este “contexto de zozobra y expectancia… un momento histórico de ebullición”.
Esos
50 años del Cordobazo ocurrido en mayo de 1969, cuando precisamente varones y
mujeres, obreros y estudiantes, salieron a la calle a resistir las políticas
implementadas desde 1966 por el gobierno dictatorial de Juan Carlos Onganía,
fueron bien recordados con una charla en la que se dio cuenta de las vinculaciones
entre teatro y política de la mano de la actriz y docente Graciela Mengarelli,
una de las fundadoras de Teatro La Chispa.
En El
Cordobazo de las mujeres. Memorias, uno de los libros que los organizadores
regalaron a periodistas acaso para colaborar en la tarea de dar visibilidad a
voces acalladas por la Historia, la autora Bibiana Fulchieri, recupera relatos
en primera persona, de veinte mujeres que en esas jornadas ganaron las calles,
cobijaron a Agustín Tosco, auxiliaron a heridos, participaron de asambleas
junto a sus hijos o salieron a buscar a sus maridos torturados o desaparecidos.
Es un libro más que necesario, como lo fue la propuesta de La narradora impura, obra elegida por el jurado de la convocatoria
de Teatros Independientes, que formó parte de la programación de este año.
La
actriz Eugenia Cora insiste en decir que se trata de su primera narración oral
escénica pero lo cierto es que el trabajo parece mucho más que narración oral.
Cora es portadora de una convicción que se filtra por todos sus poros -y los de la directora de esta puesta mínima, íntima y potente a la vez, Paula Neri-: la de
correrse de los mandatos, salirse de la ruta establecida y elegir otros atajos,
aunque no solamente. Pues se incluye “Las putas de San Julián” de Osvaldo
Bayer, una historia que deja ver la antítesis del patriarcado que se instala en
el ejército, los soldados, la policía: son las mujeres Lisístratas de la
historia argentina que pensaron y actuaron por los otros, los obreros
asesinados.
Eugenia Cora en La narradura impura. |
Esta
pieza, llegada de San Marcos Sierra (Córdoba), fue elegida por el jurado de
modo excepcional puesto que debían escoger cinco y por los méritos que
encerraba, los organizadores aceptaron la moción. Y lo bien que hicieron. Es
una obra necesaria, insistimos, que debería empezar a girar por todo el país.
Un equilibrista
Entre
los espectáculos difíciles de olvidar, sumamente conmovedor está El
equilibrista, de Dayub, Mariano
Saba y Patricio Abadi. Al igual que lo que ocurrió días antes en el
Teatro 3 de Febrero de Paraná y el 1 de Mayo de Santa Fe, la sala mayor del
Teatro Real estuvo repleta y al final, todo el mundo aplaudió de pie a un
Mauricio Dayub que se vio tan emocionado como su público. Este unipersonal que
–hay que advertir, deja con un nudo en la garganta y más aún-, tiene la
potencia de las buenas actuaciones. Además de magia, belleza, humor y destrezas
varias, tiene a un equipo de talentosos con dirección de César Brie.
El
actor, nacido en Entre Ríos pero desde hace años radicado en Buenos Aires,
despliega aquí un sinnúmero de personajes de su entorno familiar mientras busca
saber de dónde viene él y lo que es: un tío referee, otro bañista, un padre
martillero, una novia o una abuela italiana que abandona su tierra y su familia
por mucho tiempo.
Dayub en El equilibrista. (foto de Teatro Real) |
En
esa construcción, emerge el ser equilibrado o el dejar de serlo por un
instante, el reconocer los orígenes, las ausencias, las fallas, las pujas con
uno mismo. Y eso, emociona.
Litoraleños
Por qué demoró tanto? Foto de Nery Ortigoza. |
En
tanto Icaria, una de las elegidas para cerrar este festival, constituye
una propuesta de clown protagonizada por Paula Righelato y dirigida por Nadia
Grandón, en la que un atractivo dispositivo escénico creado por Alfredo Godoy
Wilson, bien acompaña y sostiene el relato épico y cómico. La madurez que dan
los años de escenarios, aparecen en esta payasa paranaense que ofrece matices y
gags muy disfrutados por el público. Ahora, asume el desafío de este
unipersonal que irá al Nacional a representar a Entre Ríos.
Con tonada cordobesa
La Comedia Cordobesa exhibió cuatro obras. En los primeros días del festival se vio Trilogía Filloy, un recital poético, describen sus hacedores. No obstante, resulta una puesta plena de belleza, con un dispositivo audiovisual y musical que completan una veintena de buenos actores que encarnan a Elvirus y Elvira, dos críticos teatrales, los personajes de L´ambigú, del magistral y querido autor de Río Cuarto, don Juan Filloy, o los siete “linyeras” de Caterva, o Ignitus, “tragedia del tiempo que transcurre y del dolor que no se aleja”. El trabajo coral, dirigido por Sergio Osses -con dramaturgia de Ariel Dávila-, deja con ganas de ir a encontrarse con las palabras del centenario autor de Op Oloop, su novela más conocida. Además, esta trilogía hace justicia con el legado del prolífico escritor provinciano que puso el dedo en la policía que –aún hoy- arremete contra los que osan protestar contra el sistema, la exquisitez o pedancia de los críticos teatrales o los lectores palurdos, entre otras cuestiones. No se olviden de Sarah o el arte de morir de la compañía La Cochera, sorprende con la actuación de Graciela Mengarelli y Víctor Trapote, que bajo dirección de Paco Giménez, desandan con humor el paso del tiempo de una actriz como Sarah Bernhard.
La Comedia Cordobesa exhibió cuatro obras. En los primeros días del festival se vio Trilogía Filloy, un recital poético, describen sus hacedores. No obstante, resulta una puesta plena de belleza, con un dispositivo audiovisual y musical que completan una veintena de buenos actores que encarnan a Elvirus y Elvira, dos críticos teatrales, los personajes de L´ambigú, del magistral y querido autor de Río Cuarto, don Juan Filloy, o los siete “linyeras” de Caterva, o Ignitus, “tragedia del tiempo que transcurre y del dolor que no se aleja”. El trabajo coral, dirigido por Sergio Osses -con dramaturgia de Ariel Dávila-, deja con ganas de ir a encontrarse con las palabras del centenario autor de Op Oloop, su novela más conocida. Además, esta trilogía hace justicia con el legado del prolífico escritor provinciano que puso el dedo en la policía que –aún hoy- arremete contra los que osan protestar contra el sistema, la exquisitez o pedancia de los críticos teatrales o los lectores palurdos, entre otras cuestiones. No se olviden de Sarah o el arte de morir de la compañía La Cochera, sorprende con la actuación de Graciela Mengarelli y Víctor Trapote, que bajo dirección de Paco Giménez, desandan con humor el paso del tiempo de una actriz como Sarah Bernhard.
No se olviden de Sarah... (foto M. B.) |
Por
otra parte, es preciso destacar que este año, el Festival abrió con la Noche de
los teatros, con un sinnúmero de obras de las salas independientes. Una
iniciativa a copiar por estos lares ya que moviliza y le da entidad a los
espacios de creación de la ciudad y contribuya a la formación de espectadores.
Internacionales
Yo trato de volar (Italia) |
La confluencia de esa diversidad, vuelve
rica la experiencia de mirar, sentir, reír, pensar en lo universal pero también
lo singular.
Dos grupos de actores provenientes de
Italia, más precisamente de la zona de Puglia, se dieron cita en esta 12ª
edición. Uno de ellos trajo Yo trato de volar, trabajo que rinde
homenaje al actor y cantautor Doménico Modugno y que encarna el actor ciego
Gianfranco Berardi junto a un músico y una música en escena que dotan de ritmo
y alegría. Las dotes de Berardi, hay que decirlo, son muchas; no sólo actuó en
perfecto castellano –incluyendo chistes sobre la política argentina e italiana
y otros códigos muy argentinos-, también hizo gala de un humor que parecía no
agotarse así como de una frescura y versatilidad únicas.
Memorable escena de El código de vuelo (foto de M. B). |
El código de vuelo de La Compagnia del sole, de Bari, fue otra posibilidad de
asomarse a la escena de otras latitudes. Aquí sobresale la composición de
Flavio Albanese, quien desde el personaje de Tommaso Masini –asistente y fiel
amigo de Leonardo Da Vinci- cuenta la vida, los intentos, los inventos y
secretos del gran genio del Renacimiento. En perfecto italiano y sin traducción
alguna, el espectáculo escrito y dirigido por Albanese con la colaboración
artística de Marinella Anaclerio, se comprende muy bien y se lo disfruta, por
las dotes de este actor que sabe llegar y crear climas disímiles, todos con
humor y belleza.
México en tanto, estuvo bien representado
con Papá está en la Atlántida, donde
Erick Consuelo y Esteban Castellanos (Compañía Los Pinches Chamacos) se lucen
contando una historia cruda que se repite a lo largo de toda la frontera con
Estados Unidos: la orfandad de los niños cuyos padres viajan en busca de nuevos
destinos. Esta obra de Javier Malpica, según confiaron sus actores, también se
repite significativamente en otros tantos grupos de teatro.
Orgullo
de pertenecer y formarse en la Comedia Cordobesa
Luis Torres es un actor conocido en
Córdoba. Este año cumple 40 años como integrante de la Comedia Cordobesa,
elenco oficial que en 2019 celebra sus 60 años de trayectoria.
La Otra Butaca quiso tener su palabra, para
saber cómo fue creciendo esta experiencia: “A lo largo de estos años participé
como actor en muchas obras. Antes de ingresar al elenco, es decir en los
primeros 20 años de vida de la Comedia, casi todas las puestas eran dirigidas
por artistas de Buenos Aires. En los 80 se fue alternando con directores
surgidos del propio elenco, y en los últimos 20 años hemos trabajado con varios
directores formados en Córdoba. Además de sumarse nuevos integrantes del elenco
que también dirigimos y seguir contratando directores de "afuera".
Ese podría decirse es uno de los cambios significativos. Por otro lado, siempre
hubo en el elenco actrices y actores de otros lugares, pero la mayoría se formados
en Córdoba. En otras áreas, como diseño de escenografía, lumínico o de sonido,
(incluso partitura original) mayoritariamente se trabajó con gente de nuestro
medio”, señaló Torres.
“Uno de los objetivos de la Comedia es la
difusión de textos clásicos, tanto nacionales como internacionales, y eso se ha
hecho: sobretodo, se hicieron obras de envergadura que le resultaría difícil
encarar al teatro no oficial. A la par, se está tratando de promover nuevas
dramaturgias. Otro de los objetivos es llevar el teatro al interior, algo que
con mayor o menor frecuencia también se ha hecho aunque debería incrementarse
más aún. Somos un elenco que participamos de innumerables festivales -en más de
una oportunidad representamos a la Argentina en otros países-, y es para
nosotros un orgullo pertenecer a la Comedia. En lo personal, si bien he actuado
y dirigido en formato independiente, mi crecimiento fue en gran medida, gracias
al "contacto" con tantos artistas que estuvieron o están en la
Comedia Cordobesa”, agregó el actor.
Lucía Nocioni, por su parte, es una de las
últimas ingresantes por concurso, al elenco oficial. Consultada sobre su
experiencia, la actriz señaló: “Pertenecer al único elenco estable oficial de
estas características, con 60 años ininterrumpidos desde su creación, no tan
solo me llena de honor sino de un gran compromiso y respeto a mi oficio de
actriz. Oficio que pude forjar con más de 30 años transitados a la escena. Soy
una enamorada de la escena y en este sentido la Comedia es el espacio que nos permite
dar vida a nuestra expresión”.
“Su objetivo fundacional es recorrer de
manera itinerante con todas las propuestas, cada rincón de la provincia. El
teatro se vive y se hace junto al público y eso tiene este elenco, sale en
busca de todos los públicos”, resaltó Nocioni al tiempo que añadió: “En el
tiempo que me toque ocupar este cargo, haré honor de mi oficio y amor por el
teatro”.
El
dato
Todos los años la convocatoria a entrar a los
elencos oficiales de Córdoba, es numerosa. Este año se presentaron 400 artistas
del teatro independiente, de los cuales se eligieron 25, según informó Gabriel
Abrile, jefe de prensa del Teatro Real.
A la par, otro dato que llama la atención,
es la expectativa que genera el poder participar de este Festival
internacional. Cada vez que ocurre, la Agencia Córdoba Cultura lanza un
certamen para los teatros independientes. En este 2019 hubo 53 propuestas,
sobre las que se seleccionaron 5 pero el jurado pidió excepcionalmente incluir
una más.