viernes, 19 de julio de 2024

Con el deseo del teatro como motor

Balance de Mónica Borgogno y Guillermo Meresman

 

Entre el 10 y el 14 de julio se llevó a cabo el Festival de Teatro de Rafaela 2024.

Con una propaladora que voceaba -como los viejos verduleros las ofertas de tomates y papas-, invitando así a todos los espectadores, a “actuar como si supiéramos”, se abría esta fiesta de las artes escénicas.

Aunque fueron menos días de los que nos tiene acostumbrados, esta 19na. edición tuvo sin embargo la misma jerarquía estética, que sus versiones precedentes. En este caso, el cambio de color político en la intendencia, no parece haber afectado demasiado la gestión de estos días a puro teatro, al menos a los ojos de extraños y visitantes. El nuevo intendente Leonardo Viotti tuvo la inteligencia de continuar lo que otros iniciaron en 2005, aún a pesar de un contexto más que adverso, de retirada sino desinterés de las políticas nacionales de cultura. No obstante, como rezaba el eslogan de esta vez, el festival Late con fuerza y por varios años más, porque está demasiado instalado en el corazón de una ciudad y un país: “De chiquita traía a mi hija a ver espectáculos y hoy tiene casi 20”, dice una mujer que con su testimonio ilustra la magnitud del fenómeno.

Un total de 21 obras, una docena de espacios de la ciudad intervenidos por distintos acontecimientos teatrales y varios miles de espectadores acompañando cada función, pusieron calor, color y humanidad a este tradicional receso invernal.

Esta edición del renombrado festival santafecino se caracterizó por una gran variedad de propuestas escénicas, una numerosa participación de artistas locales y varias actividades especiales que son marca registrada de este encuentro ya mayor de edad.

Tanto las autoridades municipales como de la provincia, que tomaron la palabra en el acto de inauguración oficial, resaltaron la idea de que la unión hace la fuerza, que la cultura es gestión, memoria y futuro, que la inclusión es posible y que el arte, en todas sus manifestaciones, es fundamental para una sociedad viva, que valora sus recursos y ansía mejorar.

La apertura del miércoles, a diferencia de otras veces, fue con una singular performance que consistió en una intervención del espacio público céntrico, protagonizada por los asistentes al laboratorio dirigido por Juan Parodi pero también con mujeres del grupo de teatro de adultos coordinado por la actriz local Marcela Bailetti. Con escenas y situaciones que transcurrían a lo largo de toda la avenida Santa Fe, actores, actrices y bailarines rafaelinos sorprendieron, unos bajando una escalera señorial de un negocio de electrodomésticos, otros desde balcones y esquinas especialmente iluminadas. Así el público pudo vivenciar la fusión de ciudad y teatro, reflexionar en torno a esta disciplina, la importancia de soñar y proyectar, pensar y jugar en lo urbano.

La ciudad celebró estas distintas postas que ofreció el desfile que concluyó en el Cine Teatro Belgrano, donde se dio puntapié inicial a obras movilizadoras, divertidas y muy convocantes, a juzgar por el lleno total de las salas.

Los espacios de formación, de diálogos e intercambios, fueron otra vez uno de los puntales fundamentales de las búsquedas del FTR que apuesta a renovar y formar nuevas generaciones de actores y públicos. Los laboratorios de performance interdisciplinar, de teatro y por primera vez, de dramaturgia, dictados por Parodi, Santiago Gobernori y María Eugenia Meyer, respectivamente, junto a las concurridas rondas de devoluciones, en las que artistas y parte de la prensa argentina develan secretos y vicisitudes del oficio, cruzan miradas y procesos creativos, junto al público en general, o bien transfieren y tejen historias, explicaciones de procedimientos o ponen en palabras el deseo de todos de crecimiento y algún humano porvenir.

Festival popular como pocos, de alto impacto social y lograda resistencia a la globalización, al neo capitalismo y la deshumanización de la especie, el devenir del  FTR sigue enseñando, territorio de amor y emoción en la cartografía argentina y los cuerpos creadores.

Homogéneos trabajos
actorales de un
 hilarante Modelo vivo muerto

Disidencias y transgresiones

Corrido de la normas, asentado en sólidas bases, este festival va hacia el infinito en sus alcances, como una nave. Proyecta e instala costumbres buenas y nombres del recuerdo, contra las corporaciones, la soledad o las injusticias de cualquier existencia. Eso es desde hace casi dos décadas el FTR. Combate el dolor como un analgésico, cura heridas y abraza entre el frío, haciendo avanzar algo que jamás pareció dormido. Venga la doble moral, la pobreza y la violencia gratuita del poder o del sujeto.

Más de mil espectadores rieron a rabiar con Modelo vivo muerto, primera función en  sala del Belgrano repleta con esta creación colectiva del grupo Bla bla y cía (CABA). Pablo Fusco, Julián Lucero, Tincho Lups, Carola Oyarbide, Sebastián Furman y Manu Fanego, sobreponiéndose e incorporando algún desperfecto técnico, capturaron carcajadas con sus recursos de clown y su ácido humor con total desparpajo. Ironizaron sobre las academias de arte, la educación, las relaciones absurdas y sus vínculos con lo escatológico, ante la atónita mirada de las autoridades sentadas en primera fila.

Camila Peralta, protagonista de una
original y tierna historia
pergeñada por Martín Bontempo

A continuación, todos al Lasserre a disfrutar de uno de los acostumbrados y logrados unipersonales seleccionados por los organizadores: la tragicomedia Suavecita, de Martín Bontempo con una interpretación notable de la joven actriz Camila Peralta. Una historia novedosa, enternecedora, de un personaje marginal, con tantas aristas, aciertos y matices, que se llevó una ovación por el mito que instaló.

Casi lo mismo ocurrió con otro de los notables espectáculos: Matate, amor, de Ariana Harwicz y dirección de la leyenda Marilú Marini, con una Érika Rivas que entregó todo su talento y fue un montón.

Rivas dio sobradas muestras de talento
en medio de una poética escenografía 
En su caso, la adaptación realizada con Harwicz y Marini sobre la novela, planteó con rudeza un teatro guerrillero o al menos rebelde, imposible de domesticar. Los recursos de la consagrada actriz fueron además agradecidos en Suardi, la subsede del mega evento, por su figura y los descarnados temas que aborda y otros que desliza como la maternidad, las culpas y soledades, la posibilidad de un suicidio, las luchas femeninas de los últimos siglos.

Juan Isola, conocido cantante de La joven guarrior, en el mismo primer día, mostró una pieza bajo su dirección: Janequeo, un encanto doloroso, otro trabajo disfrutable, con mucho humor. El elenco, con la frescura interpretativa de Delfina Colombo, Emanuel D`Aloisio, Gogó Maldino, Facundo Mejías, Candela Font y Eugenio Tourn, recrea una historia de aventuras, amores y desamores de la época de la Conquista, con personajes de géneros desdibujados, difusos, al igual que el lenguaje y las tonadas que usan. Al decir de su director, es una buscada “desmesura de personajes, cuerpos, espacios, lenguajes”. 

Una escena de
Janequeo, un encanto doloroso
Varones/mujeres y mujeres/varones, con sus atributos expuestos, honran a Latinoamérica y su contracultura. Animalidades al acecho, desenfrenos de hablas y causticidad, fueron rasgos de esta lograda comedia dramática.

 



Un surtido federal

Durante todo el festival se vio a rafaelinos y visitantes con la alegría de saberse partes de un fenómeno que mueve más de 15.000 personas, y sacude la economía regional.

El intendente Leonardo Viotti y la Ministra de Cultura de Santa Fe Susana Rueda, se encargaron de marcar la cancha y resaltar precisamente la trascendencia de apostar a la cultura. Asimismo, la marca transgresora o innovadora del solvente equipo de producción del FTR, sigue ocupando lugares en la consideración de todos y se filtra en espectáculos, barrios, conversaciones varias.

Aquí, un momento de los desopilantes
gestos de Max Suen y Felipe Saade 


La obra Breve Enciclopedia sobre la Amistad, de Tomás Masariche, con excelentes trabajos de Max Suen, Felipe Saade, Casandra Velázquez, Maga Clavijo y el propio Masariche, figuró entre uno de los espectáculos que más gustó, sorprendió e hizo reír por lo original de la estructura dramática, contemporánea y desbordante, sumado a los absurdos juegos con el lenguaje que proponía. Además de dejar entrever problemáticas atravesadas por toda una generación prácticamente nacida con la crisis del 2001 y los consecuentes vaivenes sucedidos hasta este presente.

En tanto la pieza Un tiro cada uno, que se ofreció en dos funciones repletas en la cancha de básquet del Club Peñarol, conmovió por la profunda investigación sobre la adolescencia, la violencia y la crueldad que desnudan, además de la estructura dramatúrgica que proponen. Fiamma Carranza Macchi, Carolina Kopelioff y Camila Peralta compusieron el mundo masculino de tres pibes que mientras tiran al aro, desarrollan una virulenta intriga reconocida frecuentemente en las noticias policiales. Más que recomendable.

Escena inicial de Un tiro cada uno

Cabe añadir que se hicieron lugar en esta edición grupos de Tucumán, Córdoba, Rosario y Mendoza, con muy distintos acentos y exploraciones estéticas. Teatro documental, de sombras, para todo público, para las infancias; circo, teatro en plazas y espacios no convencionales. Una locura de intensidad, energía y amor al territorio propio.

Hubo adaptaciones de clásicos como Fuera de este mundo, realizado por los mendocinos sobre la famosa novela El extranjero de Camus, procedimientos biodramáticos para la concreción de una obra teatral en ciernes como en el caso de las tucumanas que llegaron con Estamos grabando de Guadalupe Valenzuela, y obras como La orquesta de El cuarteto del amor con una comedia musical que vino desde Córdoba para protagonizar el gran cierre de este encuentro.

Les reyes también integró la grilla de la programación 2024. Se vio un trabajo en el que Mechi Mendizábal y Damián Mai, desandan toda una metáfora en torno a las ambiciones del poder, con síntesis, humor y belleza, dirigidos por Felipe Saade y música en escena de Lucía Gómez.

Locales

Marcelo Allasino, fundador con su grupo del festival, presentó Hermanas tejedoras, con cuatro buenos trabajos actorales (María Laura Bañón, Marilú de la Riva, María Cecilia Tonon y Manu Zimmermann) y un estilo personal de puesta, provocador, como hace treinta años atrás lo fue su polémica versión de Lisístrata. Crítica contra el poder eclesiástico y el conservadurismo, con pizcas de acidez y locura, la comedia de claro tono popular, sacó carcajadas e hizo pensar a casi todos.

La bailarina Liza Taylor ofreció un elogiado acontecimiento en el Bosque Educativo Norberto Besaccia que tituló con Silvina Grinberg, Lugar secreto, con la participación del Dr. Jorge Frana, que acercó una indagación en torno a la naturaleza, la vida y el destino como especie. “El teatro nos hace crecer”, disparó el ingeniero y especialista en Entomología al tiempo que reparó en el diálogo existente entre esta puesta y la muestra Experimenta naturaleza, que podía verse en el corredor del Complejo Cultural del Viejo Mercado, donde a partir del concepto de "jardín planetario" de Gilles Clément, se instaba a nuevas generaciones a cuidar el planeta como si éste fuera un gran jardín.

El audiotour coordinado por María Eugenia Meyer por distintos puntos de Rafaela, denominado Cartografías de lo sensible, ofreció la producción de seis autoras rafaelinas emergentes, que habilitaron nuevas miradas sobre sitios, monumentos, casas y personajes de la ciudad, de modo que ya no pasarán inadvertidos. Es más, quien no hizo el recorrido podrá visitar esos lugares y bajarse con QR los audios de las historias muy prolijamente editadas.

En tanto Gobernori, a cargo del laboratorio que desembocó en La singularidad de lo mismo, tuvo la misión de dirigir a un elenco local de 19 personas. Con una estructura de primera y segunda parte –Cuidado Hollywood te estamos acechando y La inocencia de H-, muy diferentes entre sí pero igual de atractivas y originales, captó la atención del público que curioseó de cerca cómo cada actriz/actor mezclado entre el público, replicaba determinadas escenas de películas. Y más tarde, en otra parte de la sala del Centro Metropolitano La Estación, la propuesta acercó una historia simple multiplicada en tantos matices como actores en escena.

Entre los infantiles se destacó Les volátiles de Irene Ortin y Leonardo Carmona (Rosario) con acrobacias finas y precisas tal como lo anticiparon, con gracia, a sus pequeños espectadores. “¿Les gustan los espectáculos de precisión?” consultaron. Enseguida los presentes corearon “sí”. Luego los artistas arremetieron con un “¿saben lo que es la precisión?”. “No”, contestaron todos. Luego siguieron con destrezas arriba de una minúscula bici y con el diábolo hasta hacer participar a una niña para hacerla volar mágicamente.

Había una vez una canción de María Elena, desde Córdoba, recreó y multiplicó las historias disparatadas y el universo de la icónica cantautora María Elena Walsh. Caita Barberán, Franco Del Río y Agostina Lameiro se lucieron con unas coreografías muy prolijas y atractivas a la par que en la platea, grandes y chicos los acompañaban cantando ese repertorio tan clásico y precioso, a modo de un homenaje coral único.

No tuvieron menores méritos shows como Salpiclown o Acrobacias en juego que se vieron en espacios públicos abiertos y deslumbraron con sus destrezas arriba de zancos, con malabares o saltos mortales, tal como resaltó un niño.

Hubo otros velados tributos acaso, al teatro pánico, a la torpeza, a la tradición, a los inmigrantes; a la emoción, a la sorpresa y confraternidad; a la potencia de la risa y la emoción. Hubo escenas inolvidables que fueron una invitación a considerar las violencias instaladas y promovidas, para transformar el rumbo y las miradas.

Después de esta suerte de baño de inmersión teatral, parafraseando el juego de palabras que alguna vez realizó Chiqui González –ex ministra de Innovación y Cultura de Santa Fe-, uno tiene la certeza de saber que el teatro se escribe con T de Terremoto, de Tarascón, de Tornado y de tradición; T de tolerancia y trashumancia; T de Truco, trabajo, tragedia, tarima, trampa, transpiración. Uno se vuelve a la rutina con el corazón más acelerado, de contento nomás.

Y con la promesa, (aún ante la indiferencia de la Secretaría de Cultura de la Nación, que en esta oportunidad y por primera vez en este suceso único, quitó apoyo a través del Instituto Nacional del Teatro), de un gran festejo para los 20 años que se cumplirán en el invierno de 2025.

El FTR es sinónimo de transformación y resistencia, pero además de disfrute, felicidad y alegría. Solamente la necedad no logra verlo así.

 

Frases

“El festival de teatro se adueñó de la ciudad y la ciudad se adueñó del festival, que es lo que queríamos, dijo el intendente Leonardo Viotti.

“Estos 19 años de festival nos reafirman en el deseo de que siga creciendo y expandiéndose”, apuntó el equipo de producción al mando de Gustavo Mondino.

 “Ha sido un acto político, ha sido un acto de resistencia estar acá”, resumió Martín Lopetegui, coordinador de Cultura de la ciudad.


 


 

 

 


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