Vistas de página en total

jueves, 10 de septiembre de 2020

Últimas publicaciones recibidas

Dos nuevos tomos de 

historia y creación teatral 


A mediados del 2011, muy poco tiempo después a la aparición de los dos primeros números de La Otra Butaca, Roberto Perinelli dio a conocer los dos primeros tomos de sus Apuntes sobre la historia del teatro occidental, en Inteatro, prologados por Jorge Dubatti.

Resultado de un largo trabajo como autor, y especialmente como docente de Historia del teatro universal, los voluminosos libros de entonces, ahora se completan con los no menos contundentes tomos III y IV, dando sólo estos aparecidos a mediados del 2018, un total aproximado de mil seiscientas páginas totales.

Esta es la extensión que Perinelli le otorgó a los teatros de los siglos XVIII y XIX: una muestra de las riquezas de los acontecimientos escénicos en ese largo período temporal, en Europa y América.

Se repasan los contextos de las creaciones de “el ciclo de la Ilustración”, (también en Hispanoamérica y el Río de la Plata), y su paradojal escaso alcance en las artes escénicas, y sus desarrollos posteriores. El último de los tomos se concentra en el decimonónico siglo, y en la emergencia del Romanticismo, el Simbolismo y luego el Realismo, como fenómenos estéticos principales.

Munido de una actualizada bibliografía, de un conocimiento profundo de técnicas dramatúrgicas, actorales y de dirección, el autor sintetiza en amena redacción, rasgos sociales y personales de los creadores, atendiendo con particular empeño al hecho teatral en sí –sus particularidades, su recepción, su despegue de la literatura dramática. Como definió su antiguo prologuista, son laboriosos libros de Teatro Comparado, que vienen a nutrir poderosamente el estudio de teatristas y el interés de aficionados a “las tablas”. Por otro lado, pocas son las objeciones que los eruditos podrían hacerles a estos Apuntes...s bien al contrario, podrán coincidir con las fuentes y varias de las  interpretaciones de Roberto Perinelli y agradecerle su sinceridad, entrega y pasión por los teatros y sus historias.

En tiempos de cuarentena, además, se puede leer sabrosamente cada volumen y dedicarle las horas, los meses que requieren.


Otro Incompleto 

llega desde Córdoba

El destacado teatrista cordobés Jorge Villegas, ha publicado hace apenas unos meses, el tomo segundo de su teatro histórico-político. Una más que interesante publicación que contiene dos de sus textos dramáticos –Maten a Rosas, y ¡Argentina Hurra! (Pensé que se trataba de cieguitos), ambas estrenadas en el 2015.

Un estudio preliminar experto está en manos de Germán Brignone, notas de los estrenos y una esclarecedora y atractiva charla con su colega coterránea Soledad González, completan la esmerada edición de la pequeña editorial cordobesa Ediciones Del fogón.

“Desde su clave de representación hasta las construcciones de sus personajes, desde el desdoblamiento de las formas metateatrales y el distanciamiento, la perspectiva del drama asume el relato de la historia como un absurdo signado por sus contradicciones que se mueve entre la desolación y el desparpajo –señala Brignone acertadamente-; un payaso triste, que ríe de forma cruel porque no le queda otra. El relato histórico (sobre todo, el de una herida que aún parece no cerrar) sólo puede iluminar al presente cuando se la asume como un sainete lisérgico de ideales en disputa que nos devuelve su reflejo; nuestra dolorosa y cercana historia sólo puede ser representada de manera activa cuando expone la contradicción como expresión verdadera de nuestra identidad, incluso dentro de nosotros mismos.”

El creador de Esdrújula, palabras para Bonino (2016) y profesor de historia que es Villegas, permiten entrever en este nuevo libro una parte sustancial del proyecto creativo de uno de los referentes de la llamada “generación intermedia” del teatro argentino. Originalidad y un pensamiento que rehúsa entrar en lo políticamente correcto, hacen que Jorge Villegas ocupe un lugar central en el teatro nacional de este siglo.

Y como si todo esto fuera poco, hace apenas unos días que Jorge con la editorial han dado inicio a un ciclo con teatristas argentinos al que han llamado Sobretablas. Conversatorios virtuales sobre teatro y pandemia, que ha estrenado la mencionada artista Soledad González, y continuado BiNeural Monokultur. Otro nuevo espacio de difusión y reflexión, vinculado con las prácticas escénicas.

 

martes, 8 de septiembre de 2020

Teatro en tiempo de pandemia

 La tortuga, por la plataforma teatrouaifai

Mónica Borgogno

Con esta pieza de Marcelo Allasino, se abrió el sitio teatrouaifai.com y con él, otra dimensión y posibilidad para el teatro en tiempos de salas cerradas, otro modo de seguir actuando y dirigiendo, otra expectación posible y otra forma de seguir reinventando y creando y viviendo de… cuando desde hace meses, si no es la economía es la salud la que confina y mata.

La idea de teatrouaifai.com surgió del mismo Allasino, actor, director, ex director del Instituto Nacional de Teatro. En la actualidad, la plataforma ya ofrece seis obras en cartel, entre las que figuran dos coproducciones de Argentina y España y una de México, por caso.

La propuesta mencionada permite ver teatro en vivo pero desde la pantalla de casa, que es lo único que (prácticamente) se puede hacer por el momento (en algunos lugares se volvió al teatro con distancia entre butaca y butaca y barbijo mediante).

No obstante, hasta aquí, habíamos asistido a funciones de obras filmadas a una o dos cámaras, recuperadas, reproducidas o leídas. Más la asistencia a una función en vivo de Los persas, de Esquilo, que emocionaba sobre todo por la calidad de las actuaciones que se hacían en el Antiguo Teatro de Epidauro, en la cuna del nacimiento mismo del teatro, en Atenas, Grecia. Terminé en estas últimas experiencias confieso, sólo porque eran obras de las que muchos hablaban, que me las había perdido, por curiosidad, pero en la mayoría de los casos, no lograba llegar al final, me distraía demasiado, ya sea porque no se escuchaba bien, un director de cámara decidía a quién enfocar mejor o simplemente porque no era en tiempo presente y eso me distanciaba de la obra. Cuando precisamente, la asistencia a una función, es convivio y territorialidad.

Pero acá, no pasa nada de eso. Uno se prepara para el ritual del teatro en vivo, la ceremonia de ir a una sala que por estos días tanto se extraña. Una se perfuma, se acomoda un poco los rebeldes rulos, se cambia la calza de todos los días y en este caso, se acomoda en el sillón más cómodo. Aunque hay quienes cuentan que lo han vivenciado con la notebook y desde la cama. Unos desde Oro Verde y otros desde Japón, con la misma curiosidad y ganas de volver a ser espectadores, pasar por la misma adrenalina de presenciar ese riesgo del actuar en vivo. “En el escenario hay siempre ese rasgo de accidente, de azar. La escena es espacio de fragilidad humana”, recuerdo bien decir a George Banu y su apología del teatro.

Aquí, hay un sistema pergeñado para que el espectador pueda pagar la entrada y a través del envío de un link, se acceda a la función en el horario estipulado. A diferencia del ¿teatro pre pandemia?, la cita es puntualísima.


Ya predispuestos a disfrutar, uno se ríe a carcajadas con esa boca roja de Matilde Campilongo que ríe y parece temblar a la vez, se reconoce en la búsqueda del contacto del otro detrás de una pantalla, se deja llevar por su sensualidad, y también sufre con sus confesiones, sus padecimientos, sus locuras, sus miedos.

La tortuga, unipersonal protagonizado por Matilde Campilongo, ya lleva 26 funciones y un total de 451 espectadores.

La historia que se cuenta es la de una mujer de más de cincuenta años y un tumor en la matriz -o en la maternidad más bien-, que en diálogo por videoconferencia con una vieja amiga de la adolescencia, recuerda un amor y un embarazo no deseado. Es tal vez, la historia de viejos dolores hoy transformados en agujeros.

Campilongo sostiene, hay que decirlo, tan en primer plano, un personaje increíble. También se aleja de la cámara, sale del cuadro o muestra sólo sus piernas, pero cuando se va, sólo nos hace desear que vuelva al primer plano, tenerla cerca. Es la corta distancia y la copresencia que nos falta.

Capítulo aparte es ese atuendo que porta y que semeja una bata pero de tan colorida y única, impacta y luce como signo de los retazos de todo lo que fue y es este personaje.

Una de las cosas más sorprendentes es que el monólogo en cuestión, fue escrito mucho antes de que las videoconferencias tengan el protagonismo que hoy tienen pero además, es una historia que enuncia una femineidad o varias, la estela de la adolescencia y la sexualidad mal barajada, las amistades, los amores, los hijos y los no hijos.

Después de la experiencia, nos quedamos a aplaudir y hablar con la actriz y el autor-director, a través de la plataforma zoom, que termina completando la novedosa propuesta. Primero no andaba mi audio, después sí, y finalmente pudimos establecer contacto a la distancia, no menos real que lo vivido en la función, para decir que nos había impactado y felicitar a sus hacedores/as.

Hagan la experiencia, ¡se lo recomendamos!