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sábado, 9 de octubre de 2021

Reseñas de primavera

Apuntes sobre una Historia del teatro en Rosario

Acaba de aparecer, y fue presentado virtualmente el 29 de septiembre del corriente, un nuevo libro dedicado a recuperar los orígenes, nombres de pioneros y principales desarrollos de un territorio importante de la cartografía teatral regional: la Historia del teatro en Rosario, 1900/ 1959, de Clide Tello.

Un libro algo demorado –lo afectó seriamente la pandemia-, pero que llega presuroso a cubrir un período relevante de la actividad escénica de una ciudad de las más grandes y populosas del país. Una ciudad, por otra parte, muy vinculada con la historia del teatro en Entre Ríos y en suma, basal para comprender parte sustancial del teatro argentino pasado y contemporáneo, al menos de esta cartografía en parte compartida.

La relación aparece mencionada en el dato sobre el primer teatro rosarino del siglo XIX, durante la Confederación Argentina, integrado por el actor moreno Benito Giménez, quien intervendría en la Sociedad Dramática Entre-Riana que funcionó en el Teatro 3 de Febrero de Paraná a mediados de ese siglo. Pero también en Rosario un jovencísimo  Francisco Defilippis Novoa estrenaría sus primeras piezas, Isidoro Rossi daría a conocer en el Teatro Comedia una obra valiosa de su producción –el sainete criollo Por despistar- y el Teatro Estudio Casacuberta ofrecería en 1954 la primer tragicomedia de Juan Carlos Ghiano La casa de los Montoya, según testimonia el decano La Capital.

El estreno en 1942 en el Teatro 3 de Febrero de Paraná de Detrás del mueble, del rosarino Roger Pla, con dirección del pionero modernizador Alberto Rodríguez Muñoz –cuyo programa de pared integra el maravilloso apéndice de imágenes que es un valor agregado del libro-, o los numerosos estrenos de García Velloso en Entre Ríos, dan cuenta de que el flujo y circuito entre una y otra ciudad, se prolongaron durante un siglo y medio e influyó notoriamente en las actividades de las provincias vecinas.

La autora del trabajo, vale subrayar, es una reconocida profesora en Letras que, acompañada por un pequeño grupo de valorados colaboradores (Daniel Feliu, Marcela Ruiz, Julieta Meinero y Carlos Chiappero), viene hace décadas esforzándose en hacer conocer una parte valiosa del patrimonio de la gran “ciudad fenicia”.

Un corto segmento de vida escénica había integrado su decisivo aporte en la Historia del teatro argentino en las provincias –vol. II, 2007-, con el Grupo de Estudios de Teatro Argentino e Iberoamericano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y la dirección de Osvaldo Pellettieri. Ya entonces eran casi veinte años de revelarnos las novedades que llegaban de la otra orilla.

El otro segmento más extenso que aquí amplía el período, es un inédito relato de las primeras décadas del 900 en “la Chicago argentina”, y abarca cuarenta años de febril tradición escénica. Del teatro pero también del contexto: el extraordinario crecimiento de la urbe con las llegadas de las olas de inmigrantes, el perfil industrial y cosmopolita de su existencia a la vera del Paraná, los cambios del público y sus intereses. Y la inclusión de la presencia y estreno de la emblemática Canillita de Florencio Sánchez, entre otras.

Cada una de estas partes, ofrece una exhaustiva cronología de estrenos –que junto a las de algunas ciudades de nuestra provincia, completan los circuitos vislumbrados de empresarios, compañías y artistas, “estímulos externos” y características regionales-, y al final un índice onomástico que ayuda al lector a repasar un dato, vincular un nombre o recordar el título de una pieza.

El doctor Aldo Pricco – director de una nueva colección en la Editorial de la Universidad Nacional de Rosario- señala en el cálido prólogo que “pensar en Clide es garantía de dedicación, esfuerzo, estudio consecuente, inteligencia, talento y generosidad. Quienes en los años ’70 pasamos por el legendario grupo Teatrika de Rosario supimos de su amor por el teatro en general y por la literatura dramática en particular. También lo saben –y cada tanto la nostalgia les pone en la boca una sonrisa, las distintas generaciones de estudiantes y egresados de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Rosario (ex Nacional)-, quienes experimentaron en carne propia la imposibilidad de no aprender teatro y literatura dramática con las clases brillantes de Tello. Aún hoy flota en las aulas y pasillos de la escuela mencionada cierta melancolía a raíz de su merecido retiro, porque no resulta frecuente en estos tiempos aprender a aprender, como indefectiblemente sucedía con ella”.

En efecto, Clide Tello realiza con este hermoso volumen un nuevo jalón en su rica trayectoria como investigadora y docente; un programa de conocimiento audaz y excepcional.

La autora – que también fue jurado de certámenes teatrales en Paraná tiempo atrás- realiza vastos y específicos análisis de abundante producción cultural, en parte notable por su factura estética, en un trabajo arduo y consecuente que acaba de ponerse a disposición para teatristas y lectores. Para su provecho, en otro título que hace historia y de aquí no más.

Volver a Filloy

Dos libros dedicados a don Juan Filloy sacudieron la modorra literaria los últimos meses, uno producido por la Universidad Nacional de Villa María y el otro por la Universidad Nacional de Córdoba.

El recuerdo del longevo autor riocuartense, uno de los más excepcionales escritores argentinos del siglo pasado, recorre su primera biografía escrita por Ariel Magnus titulada Un atleta de las letras (2017), y también se hace presente en los estudios sobre su vida y obra publicados con el título de La zorra, la cigarra y el mono. Tres fábulas para leer a Juan Filloy (1894- 1939), (2020) de Candelaria de Olmos.

En el primer caso, se trata de un trabajo descomunal de Magnus, que acotadamente como son recibidos los buenos libros en este país, apenas si generó alguna que otra crítica o reseña literaria.

El “mito Filloy” acaso de para todo, pero su porfiada omisión en nuestra literatura ya no es patrimonio de todo un siglo: el nuestro, el XX. Ahora en el último de los tres transitados por el gran escritor cordobés, un sector de la cultura argentina lo rescata y reedita, incorpora algunos de sus textos para el teatro, lo analiza y lo difunde; otro sector sigue suspicazmente haciéndole un vacío.

La colosal, intrépida y maníaca obra en poesía y prosa del centenario escritor –vivió 105 años, como deseaba, en tres siglos-, se amplió entonces con este libro que repasa toda su “ópera omnia”, devela un frondoso anecdotario, epistolarios y testimonios, a los que el biógrafo acude para visitar al campeón del mundo, al gran recordman que fue don Juan Filloy.

Insolente, imparable, el Messi de nuestra literatura, debe estar en algún lado levantando una copa con la salida de este librazo. Y desde la portada que presenta a un simpático anciano de corbata, la redacción meticulosa va saltando edades y peripecias, acompañado de fotos y dibujos muy singulares, y documentos que pueblan la leyenda. Como asegura la contratapa, quien hojee estas páginas debe saber que está delante de “una semblanza exhaustiva de este gigante de nuestras letras”.

No sólo el nutrido apéndice corona esta vida literaria y este estudio de Magnus, a la medida del autor de Op Oloop. También la pasión y el amor con Paulina, su esposa entrerriana, obtienen su podio, y el sexo –o el Sexamor-, y el arte y los deportes reciben sus medallas olímpicas.

Cómo lamentamos no poder comunicarnos ya telestésicamente con el Maestro, ahora que más que nunca seguimos necesitados de su pensamiento y sus humoradas. Pero este trabajo de Ariel Magnus, restituye lo esencial: las búsquedas de palabras y sonidos, de imágenes e ideas que destellan, antes de ser presas de la oscuridad y el olvido.

Múltiples Filloy

En el segundo caso, la experticia de la autora precedida por un elogioso texto de Mempo Giardinelli, es un “audaz, denso e inquietante trabajo” de análisis sobre la obra y la vida de Filloy, hombre inusualmente singular según caracteriza el prologuista.

Para el renombrado escritor chaqueño, el caso Juan Filloy supone “un magma escritural que no tenía precedentes, y, por eso mismo, dado su carácter inesperado y provocador, ofrecía y ofrece innumerables flancos y vericuetos necesariamente tentadores, pero a los que el sistema crítico académico de la Argentina hasta ahora no se había atrevido a profundizar”.

En efecto, Candelaria de Olmos en su vasto ensayo de más de 350 páginas, parece animada por una curiosidad impar, atizada por una serie de preguntas sobre la producción del extraordinario autor cordobés, aspectos que se deslizan en la misma contratapa y que también cierran su exhaustiva pesquisa académica. La autora afirma allí que una cuestión capital e incómoda, alentó un momento de su investigación y se le impuso: “¿cómo pudo llegar tan lejos siendo que tenía tan poco?”.

Para responder esto, o confirmarlo y tender nuevas punzantes intrigas, nada mejor que este valioso libro de la Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba.

Con el anterior de Ariel Magnus, ambos aparecidos recientemente, vuelven a llamar a escena, en prolijas y serias ediciones, amasadas a lo largo de muchos años, a algunos de los Juanes Filloy que pueblan su mito.