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sábado, 6 de febrero de 2021

Perfiles. Biografías del teatro enrerriano

 

Miguel Ángel Pepe

(Concepción del Uruguay, 10 de agosto de 1925- 1 de febrero de 2021)

Vecino destacado, distinguido en su ciudad natal el año pasado, socialista y cooperativista convencido, teatrista y escritor, docente, arqueólogo amateur, precursor independiente, este febrero pandémico ya se cobró la vida del nonagenario Miguel Ángel Pepe. Su partida motivó sentidas despedidas sobre la costa uruguaya, destacando su vitalidad pasados los ochenta, su don de gente, humor y calidez, su participación en importantes instituciones locales.

En efecto, Miguel Pepe, tercer hijo del matrimonio de inmigrantes italianos del sur, acompañado por su mujer y compañera Yiyí, hasta la partida de ella en 2014, originó innumerables iniciativas y experiencias para su comunidad, que tuvieron alcances provinciales.

Llama la atención, de todos modos, que en algunos textos biográficos actuales, no se aluda a su intensa actividad cultural y particularmente escénica, de su juventud.

Luego de completar sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal de La Histórica, Miguel viaja a terminar de formarse en La Plata, donde cursa cátedras en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional y toma primeros contactos con militantes del movimiento de teatros independientes, durante cinco años. Su aprendizaje como agrimensor es pues simultáneo con la asimilación de ideas de Leónidas Barletta, Pedro Asquini y otros pioneros y pioneras teatrales, y estos años de formación intelectual serán gravitantes al regresar a su terruño en 1950.

Ya en Concepción del Uruguay impulsa distintos emprendimientos, y especialmente funda el grupo La columna (1955- 1962), que desde su inicio considerará Teatro Libre. Integrándose a la Federación de Teatros Vocacionales Federados de Entre Ríos, que Héctor Santángelo desde Paraná, Albertina Quintana de Gualeguay, Enrique Bugnone de Gualeguaychú y otros referentes animaban, con espíritu cooperativo, sus repertorios y prácticas dan cuenta de las preocupaciones que primaban en este “frente estético- ideológico” fundamental. La función pedagógica del teatro, la solidaridad y la búsqueda política de mejorar el mundo, se encuentran entre aquellos presupuestos comunes.

En el micro audiovisual Nombres Propios, realizado en 2015 por la Universidad de Concepción del Uruguay, Pepe retoma aspectos de su trayectoria vital y confirma cómo le gustaba que lo llamaran a sus noventa años: “Maestro”.

Repertorio

Debutó este actor y director, al parecer, con La zapatera prodigiosa, (1955) de Federico García Lorca, con vestuario de María Saravia y un elenco integrado por Ana Aduco, Teresa Bergara, José María Caffa, José María Contenti y Rafael Costa, entre otros.

Con escasos medios y en general un elenco de jóvenes, la envergadura de la pieza sólo permitió algunas pocas representaciones en salas y a cielo abierto. Cinco años después, el Teatro-Estudio Casacuberta de la capital provincial reprisaría el texto de Lorca con gran despliegue en el Parque Urquiza y otros espacios entrerrianos.

Luego estrenó Miguel Pepe el drama en un acto Donde está marcada la cruz, (1956) de Eugene O’Neill, (con Omar Naveira, Raúl Chappuis, María Saravia y Omar Acosta), y más tarde La columna Teatro Libre con su dirección, ofreció la obra reflexiva existencialista Las bocas inútiles (1957) dos actos de Simone de Bouvoir, que implicó de vuelta, novedades para el sistema teatral provincial, con un elenco integrado por Alicia Angió, Héctor Argüello, Rafael Costa, Zulma Firpo, Carlos A. Martínez, el nombrado Naveira, y el matrimonio de intérpretes, entre otros aficionados.

Hacia 1958 el grupo encaró aún otro desafío ambicioso: dieron a conocer la imperecedera Mateo, el grotesco en tres cuadros de Armando Discépolo, con dirección de María Saravia, y Miguel Pepe en el personaje protagónico, secundado por la propia directora en el personaje de doña Carmen, Zulma Firpo (Lucía), Hugo Petrone (don Severino), Héctor Mascotti (Chichilo), y Leónidas Benítez (Carlos).

Posteriormente, el grupo estrenó la Arlequinada, (¿1960?) del exitoso autor británico contemporáneo Terence Rattigan, que poco antes editara Fernando Sabsay en su editorial Losange Teatro de Buenos Aires, por recomendación de Pedro Asquini. Numeroso público disfrutó en la sala, según se aprecia en unas pocas imágenes que recuerdan las plateas de aquellas funciones locales.

Con algunas de estas puestas en escena, en las que las escenografías, el vestuario y los maquillajes también eran originales y propios, no pocas veces bien logrados, el grupo visitó Gualeguaychú y otras ciudades cercanas, e hizo funciones en la Biblioteca Popular de Concepción del Uruguay.

La columna Teatro Libre, continuó probando que el teatro independiente provinciano era posible, y que éste era un gran camino para enaltecer la cultura del lugar.

En fin, con estas palabras, queremos recordar la vida de un humanista, un hombre preocupado por el devenir de la propia sociedad en la que estaba inmerso y necesitado de hacer algo para propiciar cambios, desde el teatro, desde la docencia o el trabajo cooperativo y voluntario.


Imágenes y documentos pertenecientes al Centro  de Documentación Teatral Félix Gutiérrez, Concepción del Uruguay. Agradecimientos a Carina Resnisky.

 

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