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miércoles, 11 de diciembre de 2019

Y últimas reseñas del año! Felicidades!



Un viaje a la casa de los blancos (y negros)

Este nuevo libro de Roberto Arlt reúne cuarenta crónicas que el autor escribió durante su estadía de dos meses en Río de Janeiro. En efecto, entre abril y mayo de 1930, el joven periodista alienado y dramaturgo en ciernes, camina las calles de la capital brasilera practicando su aguda observación y un oficio que comenzaba a dar sus frutos literarios. Son las primeras aguafuertes “de viajes” que el genial escritor publicaría en El Mundo, fuera del país por vez primera.
Sea desde una perspectiva sociológica como estrictamente histórica, estos textos redactados pocos meses antes a los golpes de Estado que militares de ambas repúblicas infringirían a la Argentina y el Brasil, son también testimonios de épocas decisivas para las dos mayores naciones sudamericanas.
Apelando al contrapunto, a la ironía, a la poesía y al humor, Arlt toma nota de bares, mares y costumbres de la sociedad carioca, sin privarse de la añoranza de su Buenos Aires y del amor a su patria natal.
Como si todo esto fuera poco, o la comparación de las relaciones entre los sexos, las culturas y tradiciones de los dos países, no alcanzaran para decidir a nuestros lectores, a la compra de este “nuevo Arlt”, agreguemos que en varias oportunidades el creador de Saverio el cruel deja estampadas sus opiniones teatrales. Como cuando dice: “En Brasil estarían orgullosos y felices de tener un Vacarezza”, o “Nuestros críticos teatrales también hacen una labor negativa. Critican el sainete, que le interesa a nuestro público. Incapaces de escribir un pésimo acto, hablan continuamente del arte y se olvidan del pueblo.”
Un Roberto Arlt auténtico, cínico y tremendamente talentoso a sus treinta años, que en esta tercera edición se encuentra con sus lectores argentinos.



Tercera década

El tomo XV de la Antología de obras de teatro argentino desde sus orígenes a la actualidad, seleccionada y prologada por la investigadora recientemente fallecida Beatriz Seibel, comprende el período 1921- 1930. Un segmento que incluye ásperas disputas sociales, conflictos ideológicos y una etapa de consolidación de algunos de los dramaturgos más valiosos del siglo pasado.
En efecto, los movimientos obreros y las vanguardias políticas entroncadas con el anarquismo y el socialismo, marcan los pulsos del teatro proletario, de cuadros filodramáticos y conjuntos profesionales. Revistas teatrales populares, numerosas giras y nuevos tipos de experiencias dramáticas, cooperan con un alcance inédito de las artes escénicas en distintos segmentos sociales, que ponen a Argentina en un camino de desarrollo continental, y en lo más alto de las culturas sudamericanas, pese al clima de agitación que transitó gran parte de la comunidad.
De este cuantioso patrimonio, Seibel destaca los nuevos derechos de la mujer, la larga tournée de la comprovinciana Camila Quiroga, y un grupo de textos significativos para nuestra historia: Puerto Madero, de Joan Comorera y José González Castillo, ¡Santa Cruz!, de Pedro Zanetta y Alfredo Suárez, y tres piezas grotescas de Armando Discéplo, la segunda de ellas de autoría compartida con su hermano Enrique Santos: Mateo, El organito y Stéfano, acaso su obra cumbre, protagonizada por Luis Arata en 1928.
Así, entre amarguras y protestas, entre inspiraciones y conspiraciones, sucede una década que cimentó y prefigura la dramaturgia argentina de la segunda mitad del siglo XX.
Dramas subjetivos u objetivos, de compromisos leales o fallidos, que se presentan validos a casi un siglo de sus producciones, cruces y tensiones.

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