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sábado, 16 de septiembre de 2023

Teatro para reír y pensar cuestiones de género

 Mónica Borgogno


Una nueva edición del ciclo de teatro y género denominado Mujeres Barderas, del grupo de Teatro del Bardo, se desarrolló del 8 de septiembre hasta este sábado 16 cuando por la noche, en la sala de Almafuerte 104, se vio la función de Matrioska del grupo Imaginateatro, de Paysandú (Uruguay).

El ciclo trajo en esta ocasión una serie de trabajos que con humor y talento, hicieron pensar a la platea. Entre las piezas programadas estuvo el aplaudido y celebrado trabajo de Mona Álvarez en La mujer Invisible de Las mandadas (Santa Fe), Lunática, una producción de teatro de papel con la actriz Mayra de Paco, que siempre sorprende, de Kika Producciones (Río Cuarto).

Asimismo, en el Teatro 3 de Febrero se hicieron funciones especiales para instituciones educativas, como las de El caballo y la Paz, y Pánfilos del grupo organizador.


En tanto el viernes 15 se vieron dos obras breves de La Zancada teatro (Buenos Aires). Una de ellas fue "Esto es una silla", protagonizada por Carolina Ayub. Con gran despliegue actoral, la actriz divierte, hace participar al público y en su monólogo, que gira en torno a una disparatada –o no tanto…- teoría conspirativa de los objetos cotidianos, repasa y desliza con sorna una serie de premisas, herencias y estereotipos que las mujeres cargan a sus espaldas.


Con una delicada escenografía, mérito de Nabila Hosain, la actriz juega en torno a una mesa con tres sillas, un juego de té, una frutera y un par de muñecas en particular, una muy pequeña, a la que suma unas curiosas e increíbles Barbie que le vienen bien para demostrar su idea a la que abona otras tantas más.

El trabajo siguiente fue interpretado por Aldana Pellicani. En este caso, la actriz hizo uso del espacio vacío, totalmente despojado, con tal versatilidad y gracia que disparó las carcajadas de los presentes. 

En su afán de dar consejos a las mujeres para que éstas se den cuenta cuándo están frente al hombre de sus vidas, el monólogo fue in crescendo en profundidad y cuestionamientos varios, echando mano siempre al humor. Recreando diferentes escenas, Pellicani arrancó trayendo a colación las etapas de enamoramiento y seducción, pasó por la convivencia y maltratos cotidianos, los típicos malentendidos entre varones y mujeres, hasta llegar a la maternidad que con la cultura del patriarcado aún vigente, genera cansancio y agobio.

En ambas obras, la maternidad apareció semblanteada en su complejidad y contrariedades, también como algo que puede ser no deseado, aristas que resultan cruciales para no romantizar el ser madres y en todo caso, considerarlo y contemplarlo desde otra perspectiva.

En fin, la invitación a disfrutar del teatro y tras la función, seguir hablando de lo visto y reflexionar sobre los cada vez más necesarios modos de vivir en una mayor paridad de género, prosiguió. El sábado a las 21 en la sala de Teatro del Bardo, se programó Matrioska del grupo Imaginateatro que llega desde Paysandú, Uruguay y las actividades culminaron con un taller sobre iluminación teatral del mismo grupo del país vecino.

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