Cobertura especial de
Mónica Borgogno/ Guillermo
Meresman
Parafraseando al tema de Divididos, la 17° edición del Festival de
Teatro de Rafaela que se llevó a cabo entre el 9 y el 17 de julio, regresó con
toda su potencia. Volvió a sus fechas acostumbradas en el receso lectivo del
invierno, luego del parate que implicó la pandemia del 2020, y el cambio del
mes en la edición del 2021.
Los nueve días de intensa programación y las numerosas actividades de
formación y difusión, recuperaron su impronta y formato, lo que lo reafirma una
vez más como uno de los festivales más atractivos del país. Las artes escénicas
y sus hacedores se encuentran para mover, pensar, transformar y agitar en el
frío de la comarca, y ese lugar es el FTR.
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Una ciudad imbuida de teatro (Foto Mónica B.) |
“La creatividad, la capacidad de superación, la apertura y la
generosidad son rasgos que identifican a nuestra comunidad desde sus orígenes”,
afirmó el intendente de la ciudad santafesina Luis Castellano en el programa, y
este Festival es una manifestación de ello.
Luego del desfile y del acto oficial de apertura, la Banda de tías fue la propuesta musical
elegida para inaugurar la maratón de obras y laboratorios de creación escénica con
artistas locales.
A partir del martes 12, entre otras, se presentaron Un hueco, de Juan Pablo Gómez, en una renovada
versión mendocina, con dirección Agustín Daguerre -y las potentes composiciones
de Darío Martínez, Marcelo Díaz y Cristian Di Carlo-, y luego, le siguió la
corrosiva comedia dramática Yo también
quiero ser un hombre blanco heterosexual (Comarca Andina) de la chilena
Carla Zúñiga, diestramente dirigida por Luciano Delprato y Darío Levin, que por
primera vez salió de El Bolsón. Ambos trabajos estuvieron lejos de desentonar
dentro de una programación artística de excelencia, a cargo de Gustavo Mondino.
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Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual. |
Este año en que no se instaló la carpa, los programadores tuvieron el
buen tino de además de proponer a los más chicos, espacios alternativos y
ofrecerles buenos espectáculos de títeres, destrezas y variedades. Y como en
todas las ediciones anteriores, se integraron trabajos en lugares no habituales
ni convencionales.
Más de veinte espacios de la planta urbana de Rafaela,
fueron testigos del fenómeno.
Juventud
Los espacios de formación en formato de experimentación artística se
hicieron presentes por primera vez el año 2021 en el FTR y fueron tan
aplaudidos y demandados, que se quedaron, generaron expectativas, crecieron y
se multiplicaron.
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Un poco más, propuesta dirigida por Ana Gurbanov |
Esta vez, fueron cuatro las propuestas, a cargo de Francisco
Benvenutti, Ana Gurbanov, Braian Kobla y Rodrigo Cuesta. Ellos afrontaron el
desafío de dirigir en perentorio tiempo, prácticamente de manera virtual y con
la asistencia de egresados de la Escuela Municipal de Artes Escénicas (EMAE), a
elencos numerosos.
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Quería llorar, bajo dirección de F. Benvenutti |
Con salas llenas por los mismos rafaelinos y la prensa
congregada de distintos puntos de Argentina, se produjeron trabajos atractivos
que con distintas estéticas y mucho ritmo, dieron cuenta de la realidad, sobre
todo de los más jóvenes. En efecto, las piezas subidas a
escena tuvieron casi como un
denominador común, la comunicación de un universo muchas veces subestimado –por
el simple hecho de ser protagonizado por los más jóvenes-, los sueños y
proyectos, la persecución y prejuicios hacia el arte callejero, las diversidades
sexuales, cierta revalorización o diálogo con el pasado teatral de la propia
ciudad en la que viven, su vínculo con el tiempo y las tecnologías.
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Apenas un pasaje de Todos mueren al final, bajo dirección de Rodrigo Cuesta. |
https://www.eldiario.com.ar/212094-la-centralidad-de-los-laboratorios-escenicos-y-el-decir-joven-local/
Entre lo destacado
Los gráficos de Imprenteros
llegaron precedidos por excelentes críticas de Buenos Aires y el renombre de
Lorena Vega, conocida eminentemente como actriz. En este caso, junto a sus
hermanos Sergio y Federico, Vega concreta un espectáculo sensible y profundo,
estrenado en el 2018 pero al que las restricciones impusieron la larga pausa de
más de un año. La presencia de los tres hermanos acompañados por otros cuatro
buenos actores y un equipo técnico de excelencia, hicieron que su biodrama
fuera uno de los más de treinta espectáculos, aplaudidos a rabiar en el Teatro Lasserre.
Rota, un unipersonal interpretado por Raquel Ameri, bien
dirigida por Mariano Stolkiner, conmovió con la historia de una mujer pobre que
pierde a un hijo feminicida, entre otros hilos que tejió Natalia Villamil,
autora de esta desgarradora obra. La actriz regresó así a un protagonismo para
lucimiento de sus recursos expresivos, bien acompañada por otros artistas, como
había ya ocurrido con Millones de
segundos.
En El hombre de acero, otro
unipersonal con igual nivel de interpretación, Marcos Montes se lució con la
obra de Juan Dasso, ganadora del Premio Germán Rozenmacher en el 2019. En su
espectáculo se retratan parecidos devaneos, pero de una clase social acomodada,
de la burguesía nacional. Con un singular dispositivo montado en la sala de La Máscara, los espectadores
fueron succionados desde el minuto cero, y soltados con el corazón estrujado a
la medianoche de la gélida nocturnidad del clima y el alma.
En ambos trabajos, se pone en escena algo de lo que no se dice ni habla
demasiado como el suicidio de un hijo o la sexualidad de personas con alguna
discapacidad. En Rota, la trama se ancla
prioritariamente desde el lugar de la pérdida de un hijo que se “vuela los
pensamientos” después de matar a su mujer; en El hombre de acero, un padre comparte sus aciertos y desaciertos,
las tantas estrategias que prueba con más o menos suerte para tratar de
comunicarse con un hijo autista que está en su pleno despertar sexual.
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Otro de los aciertos de la programación fue
The big mountain. El platense Braian Kobla operó con su estrategia
transdisciplinar, conduciendo a los nueve integrantes de un elenco
dominantemente jovencísimo (Ilenia Contín, Ana Belén Recabarren, Denisse Van
der Ploeg, Agustín Recondo, Mariel Santiago, Federico Aimetta, Juan
Castiglione, Valentín Prioretti y Manuela Villanueva Fernández), para entre
otras cosas, convertir la crítica social a la tecnologización de la vida
cotidiana, en puro arte.
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Los miedos (foto Gustavo Conti) |
Los miedos, de un inspirado Ale Gigena, que también se vio en La Máscara, demostró por qué
desde hace cinco años es un éxito en el Teatro El Grito de Buenos Aires. También
aquí, un numeroso elenco integrado por Sofí Brihet, Max Suen, María Soldi,
Camila Peralta, Javier Abril y Luciana Lifschitz, se lució en este caso,
innovando en los procesos de creación tradicionales. Los actores, conducidos
por su director todo el tiempo en escena, improvisaron y desandaron diferentes
historias y personajes desopilantes con una versatilidad y desparpajo
increíbles.
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Escena de Las cargas (foto de G. Conti) |
Las cargas, de Christian García (CABA) aportó algo más que buenas
actuaciones en medio de un drama apabullante. La maternidad-paternidad, los
límites, la angustia y violencia del no poder con los hijos, padezcan o no
alguna enfermedad, la incomunicación filial, aparecen como ejes de esta
historia, podría decirse. Pero la discapacidad tal como la componía cada uno de
los actores (Valeria Franchi, Pablo Chao y Lucas Crespi) fue tremendamente
conmovedora y profunda. Al respecto, un actor rafaelino, en las conversaciones
junto a periodistas apuntó: “Era una deuda hablar de la discapacidad en este
Festival, lo celebro. Me sentí muy identificado con lo que se muestra en esta
obra”.
Federal y misterioso
Misterio (una obra de una obra) de Silvina Grinberg, fue en esta edición el
único trabajo de raíz más entrerriana, aunque el grupo se definió como
“interprovincial”, ya que integran su reparto los santafesinos Ciro y Juan
Berrón y el radicado en Paraná Pablo Vallejo. Con algo de biodrama, el
espectáculo de danza-teatro para toda la familia, que reactualiza las
dificultades de cualquier grupalidad, fue bien recibido por la platea. En las
rondas de devoluciones, precisamente, se destacó el crecimiento de esta pieza
que hace poco se vio en La
Vieja Usina (Paraná).
La nave disruptiva
La provocación en esta ocasión, en parte, estuvo dada por la
perturbadora experiencia inmersiva en 360° de los locales Ramiro Rodríguez y
Matías Brasca La nave.
A través de lentes de realidad virtual, y durante sólo quince minutos, uno
podía meterse en la historia que representaban Lucas Vilches y Pablo Pellegrinet.
Una propuesta de ciencia ficción, amoral y dramática en la colonización al
planeta Marte, que cada espectador vivenció en un pequeño espacio previamente
delimitado en el Museo Histórico Municipal. En esta apuesta, Rodríguez y
Brasca, combinaron sus pasiones por los videos juegos y el cine.
Rodríguez –egresado en el séptimo arte de Córdoba- medio atajando
cuestionamientos, dudas y turbaciones de la ronda de críticos, aseguró que “el
cine 360° no va a funcionar jamás, porque el cine necesita del montaje”.
A siete años del comienzo de su construcción, ofrecer en El o Un Festival
de Teatro su disruptivo concurso con algo de actuación, tuvo ese “pasarse de
límites” respecto al propio milenario arte de la representación convivial, cosa
que siempre se agradece en la
Perla del Oeste. Pareció que para algunos, el teatro del
siglo XXI no pudiera dejar de ser “un espacio vacío”. La trasgresión de La nave, (además de política o
ideológica), provino precisamente de su “diferencia” con las artes escénicas
practicadas, al menos, hasta hoy... o hasta ayer, cuando la pandemia nos asoló
globalmente. Entonces aparecieron nuevos formatos, búsquedas y desafíos, tan
propios de lo humano y de las artes en general.
Elegir el riesgo
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Tamagno junto a Eva Bianco en La Sapo. |
En tanto procesos de creación, Proyecto
Migrante como La sapo, dos
elaboraciones del cordobés Ignacio Tamagno, tuvieron por espacio el Museo
Histórico La Usina
y su magia de tuberías y conductos enormes y viejos. El teatrista –acompañado
por una contundente Eva Bianco y por la dinamarquesa Petra Banke, con la
imprescindible asistencia de “Tati” De Gennaro- desplegó una puesta que desnudó
una vez más, parte de sus mundos poéticos, siempre no complacientes,
arriesgados, que desovillan alguna piola de su biografía artística y personal. El
Festival le dio un espacio importante para hacer lecturas de ciertos pasajes de
los “bloques de recuerdos” que componen La sapo, y un desmontaje, en el marco
de la creación en residencia por la que opta Tamagno, esto es migrando,
moviéndose de un lugar a otro, con el abono de lo que dicen los espectadores.
En efecto, dicho trabajo se orquestó y montó en cuatro días de FTR y proseguirá
su camino y proceso. Ahora, el talentoso actor y dramaturgo estaba haciendo las
valijas para su próximo work in progress en Colombia, donde el proyecto seguirá
mutando y trascendiendo, aunque en dicha versión será con el desafío y riesgo, de
ser sin Petra y sus hermosas canciones.
La tierra, las palas, las hachas, están muy presentes en ambos
trabajos, para cavar o violentar, para levantar polvareda y ensuciar, para incomodar
o simplemente, hacer viajar al público.
La mistonga y más
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Imagen de Yateencontraré. |
La variedad de los espectáculos infantiles o para toda la familia,
sorprendió. El sinnúmero de títeres manipulados sólo por Omar Álvarez en Tic Tac, el héroe del tiempo, las
destrezas de Aníbal Galeano y Azul Jaimes de Subite ahí, Yateencontraré,
de Casablanca y Guadalupe Bervih, con unas
deslumbrantes sombras dibujadas con arena, en el momento, por Alejandro Bustos,
quien recreó escenografías únicas y evanescentes, más la música de Ricardo
Scalise y dirección de Andrés Sahade, fueron celebrados en el Cine Teatro
Belgrano, en pequeñas salas o en plazas, con igual intensidad.La niña que fue Cyrano, de Guillermo Balbo, trajo una historia que
se sale de la heteronormatividad para hablar del amor y las mudanzas en un
amplio sentido, y cuestionar la figura de adultos en la crianza de niños, esa
con la cual alguno puede sentirse interpelado y emocionado al término de la
función.
La murga estilo uruguaya La
Mistonga, de Rafaela, ofreció De sobremesa, con guiños humorísticos locales, y lo familiar como
centro vital, bajo dirección escénica de Matías Masín.
En el cementerio
Nada de carne sobre nosotras, de Mariana Enríquez- Analía Couceyro fue,
sin quererlo, un suceso social, puesto que la ubicación del Site specific fue
en el Cementerio Municipal, alarmando al sector más conservador y ultra religioso
de Rafaela. Sin embargo, la decisión del Intendente y los organizadores, bastó
para una respetuosa experiencia artística y existencial, única y que más de uno
atesorará por siempre.
“En la Chacarita,
donde tengo a mi madre y otros compañeros tienen a sus muertos, lo hemos hecho
como acá, adaptándonos al espacio sagrado, a la memoria y lo afectivo que
reúnen estos lugares”, señaló Couceyro al valorar el trabajo de edición que
hizo sobre cinco poderosos cuentos de terror de Enríquez.
Lo perturbador de los relatos, los sonidos de las palomas o de una
puerta que se quejaba, la imagen de los nichos, panteones como casas y tumbas adornadas
con banderas, caireles y hasta luces de neón, más el fuerte viento de la tarde,
fue capitalizado por la reconocida
actriz y directora, que sumó a Ariel Farace, Susana Pampín, Lisandro Outeda y
Rocío Domínguez. Ellos le pusieron hálitos inmejorables a las historias que se
contaron entre lápidas, memorias, ausencias y presencias extrañas. Un hallazgo.
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Escena de Maten a Hamlet (foto: M. Borgogno) |
Y si de muertes y muertos hablamos, ¿qué mejor que cerrar con el Hamlet
de William Shakespeare, en versión desopilante de Los Macocos? La gran tragedia
del príncipe dinamarqués, algo así como el aleph del teatro, convertida en
comedia por los extraordinarios Daniel Casablanca, Martín Salazar, Gabriel Wolf
y Marcelo Xicarts, con dirección de Sebastián Irigo, fue disfrutada en un Belgrano
repleto. Ovacionado por los artistas aún presentes, y más de mil espectadores
en toda la sala, su función fue el cierre de una cargada semana, posterior al
trabajo audiovisual final que se exhibe para cerrar cada edición. Casablanca aquí,
compone distintos personajes, y en cada uno se aprecia un velado homenaje al
popular capocómico José “Pepe” Marrone, tocando las fibras más emotivas de
aquellos de más de cincuenta años. Maten
a Hamlet fue como los actores, la síntesis de una época, y de un Festival a
puro encuentro, tal como rezaba el eslogan de este año.
Para seguir leyendo y
encontrarse
Los títulos de las coberturas especiales de LA OTRA BUTACA, son
elocuentes del sostenimiento y crecimiento de un Festival, ocupado cada año de
su juventud, de mejorar sin repetirse pero con una identidad ya ganada y deseo
de futuro. Pese a las vicisitudes climáticas, políticas, ideológicas o de la
salud, ahí está este entrañable encuentro de las artes, tan lejano de las
populosas urbes.
Del “interior del interior” como se dice. Convoca, luce, transforma,
genera, colabora, siembra. Agita, en el Oeste, en pleno invierno, para propios
y extraños.
“Rafaela, por el centro de la escena nacional” (2013, n 8), “Un Festival en el corazón de la gente” (2014, n 11),
https://issuu.com/alfalar/docs/lob_11_chico
“Algo de lo que vimos en Rafaela” (2013)
http://labutacaotra.blogspot.com/2013/07/algo-de-lo-que-vimos-en-el-9-festival.html
“Postales del 12 Festival de Teatro” (2016)
http://labutacaotra.blogspot.com/2016/07/postales-del-12-festival-de-teatro-de.html
“El teatro entibió de nuevo los corazones” (edición 2017)
http://labutacaotra.blogspot.com/2017/07/el-teatro-entibio-de-nuevo-los.html
“El teatro envolvió como un viento” (2015, en revista nº 14),
http://labutacaotra.blogspot.com/2015/07/festival-de-teatro-de-rafaela-2015.html
“Un festival que sacude ideas y emociones” (2016, revista nº 16), “Otra
vez, escenas que arriesgan y cuestionan” (2017, revista nº 18),
“La resistencia como forma de cultura” (2018), http://labutacaotra.blogspot.com/2018/09/rafaela-2018.html
“Un festival que hace hablar a todos”
http://labutacaotra.blogspot.com/2018/07/anticipo.html
“Un festival que ni Dios puede parar” (edición 2018)
http://labutacaotra.blogspot.com/2019/07/un-festival-que-ni-dios-puede-parar.html
“Un festival como metáfora de progreso” (edición 2012)
http://labutacaotra.blogspot.com/2012/07/
“Festival de Teatro de Rafaela 2021, para volver a celebrar y
encontrarnos” (edición 2021).
http://labutacaotra.blogspot.com/2021/11/festival-de-teatro-de-rafaela-2021-para.html