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jueves, 3 de diciembre de 2020

Nogoyá recordó a Juan Carlos Ghiano

En el Museo Municipal de su ciudad natal, el centenario del nacimiento de este prolífico escritor entrerriano, no pasó inadvertido.


Fue una jornada especial. Además de una charla alusiva, una vitrina particularmente iluminada con materiales de otros ciudadanos ilustres, inauguraba un sector con fotos inéditas y una buena parte de los libros de este autor.

Pese a que sus restos descansan hace treinta años en el panteón familiar del cementerio de la capital departamental, y que mantuvo Ghiano una estrecha relación con el lugar de su origen, el notable autor fue sentidamente recordado el pasado viernes 27 de noviembre, por autoridades del Gobierno de la Municipalidad de Nogoyá, familiares y lectores.

Precisamente en esa fecha, en lo que fue la llamada Noche de los Museos de Entre Ríos, se cumplieron cien años del día en que Juan Ghiano y Anunciada Magistrelli recibían al tercero de sus hijos, destinado a destacarse como escritor, docente y relevante dramaturgo entrerriano.

El vínculo con la provincia fue intenso, pese a que “el tío Carlos”, como cariñosamente lo recuerdan sus sobrinos y sobrinos nietos, se radicó varios años de su vida también en Catamarca, La Plata y la ciudad de Buenos Aires. Juan Carlos Ghiano terminó sus germinales estudios primarios en Nogoyá, pasó a hacer los secundarios en Victoria y se recibió de profesor de Letras en Paraná.

Como se sabe, escribió y estrenó sus primeras piezas teatrales allá por los ‘50, para los pioneros grupos independientes de la provincia –el Teatro Independiente Nogoyá dirigido por el notable Juan Fiorito, y el Teatro-Estudio Casacuberta de Paraná dirigido por Héctor Santángelo e integrado entre otros por “Pocho” Magistrelli, primo de Ghiano.


Fueron Fiorito y Santángelo quienes ofrecieron el drama de ideas en tres actos La puerta al río (1951) y la tragicomedia La casa de los Montoya (1954), pero el primer director reincidió con su amigo autor, con Antiyer (1966).

Si se le pusiera números a la producción de Juan Carlos Ghiano, a grandes rasgos habría que decir que escribió y publicó cerca de veinte textos dramáticos y alrededor de cuarenta libros totales de crítica, poesía y narrativa, y otros tantos prólogos, estudios preliminares, artículos y colaboraciones académicas.

Su más famoso y acaso mejor texto dramático, Narcisa Garay, mujer para llorar, tuvo distintas versiones luego de su exitoso estreno en Buenos Aires en 1959 -y tras haber cosechado el Premio Municipal de Literatura-: en Nogoyá (1978/1979, incluyendo giras por numerosas ciudades entrerrianas), Córdoba (la Comedia Cordobesa, 1970), Montevideo, y Paraná (1985, dirección de Raúl Kreig), entre otras, y pioneros estudios semióticos.

Otras tragicomedias notables fueron La Moreira, (compañía de “Tita” Merello), Corazón de tango (1968 por el Geituba, que incluyó gira latinoamericana en 1970) y Pañuelo de llorar en un acto.

Ahora, Los testigos, (1972) junto a las dos primeras piezas de Juan Carlos Ghiano estrenadas también en Rosario y Buenos Aires, integrarán el volumen en preparación por el Instituto de Artes del Espectáculo de la Universidad de Buenos Aires, dirigido por Jorge Dubatti, titulado Ghiano inédito.

Publicado en Madrid, en México o Lima, las contribuciones de Juan Carlos Ghiano se extendieron durante un cuarto de siglo a la docencia universitaria. Dictó cátedras y  seminarios en la Universidad Nacional de La Plata, charlas y conferencias en distintas oportunidades, y en 1976, fue recibido en la Academia Nacional de Letras por Manuel “Manucho” Láinez. “Un entrerriano de Buenos Aires”, se tituló el discurso de bienvenida.

En 1984 se publicaron las Páginas de Juan C. Ghiano seleccionadas por el autor, con estudio preliminar de Pedro Barcia y menciones a su prestigiosa y caudalosa carrera literaria.



Una muestra con numerosas ediciones de sus libros, fotografías, programas y afiches referidos a su dramaturgia, un retrato suyo permanente en la principal vitrina del Museo, una charla ofrecida por el investigador y hombre de teatro, Guillermo Meresman, como acercamiento a su obra y un puñado de boleros en el patio del Museo Municipal de Nogoyá, fue lo que la Secretaría de Cultura y Turismo que conduce Gustavo Zair, organizó como amplio homenaje a la memoria de uno de sus artistas más destacados, en el Centenario de su periplo biográfico.

Ahora los profesores Antonio Segura, Rubén Turi y Juan Carlos Ghiano comparten con Fiorito, Minaglia y otros gestores culturales de los últimos años, una valiosa memoria comunitaria en el Nogoyá de sus amores y soledades.

También las XXVI Jornadas Nacionales de Teatro Comparado, realizadas virtualmente entre el 1 y el 5 de diciembre, tienen a Juan Carlos Ghiano como uno de sus homenajeados, junto a Boris Vian y Carlos Gorostiza, todos nacidos según Natacha Koss en un 1920 “especialmente estrellado”.

En fin, los centenarios deberían servir para recordar, rendir tributo y así, acercarse a los escritos de este autor fundamental. Por eso, todas estas palabras y esta invitación a conocer a Ghiano a quienes todavía no hojearon sus libros.

 

Para apuntar

En el marco de las XXVI Jornadas Nacionales de Teatro Comparado, que se está desarrollando del 1 al 5 de diciembre, con un numeroso grupo de participantes de Argentina y otros países latinoamericanos, se podrá escuchar este viernes 4 a las 12 hs. la ponencia de Guillermo Meresman. Su trabajo, titulado “El teatro de Juan Carlos Ghiano y otros textos”, hará un repaso de algunos datos biográficos del autor de Narcisa Garay, mujer para llorar, una parte de su obra dramática y otros trabajos del descollante autor entrerriano.

A la conferencia virtual se podrá acceder a través del canal de youtube del IAE (Instituto de Artes del Espectáculo).

jueves, 10 de septiembre de 2020

Últimas publicaciones recibidas

Dos nuevos tomos de 

historia y creación teatral 


A mediados del 2011, muy poco tiempo después a la aparición de los dos primeros números de La Otra Butaca, Roberto Perinelli dio a conocer los dos primeros tomos de sus Apuntes sobre la historia del teatro occidental, en Inteatro, prologados por Jorge Dubatti.

Resultado de un largo trabajo como autor, y especialmente como docente de Historia del teatro universal, los voluminosos libros de entonces, ahora se completan con los no menos contundentes tomos III y IV, dando sólo estos aparecidos a mediados del 2018, un total aproximado de mil seiscientas páginas totales.

Esta es la extensión que Perinelli le otorgó a los teatros de los siglos XVIII y XIX: una muestra de las riquezas de los acontecimientos escénicos en ese largo período temporal, en Europa y América.

Se repasan los contextos de las creaciones de “el ciclo de la Ilustración”, (también en Hispanoamérica y el Río de la Plata), y su paradojal escaso alcance en las artes escénicas, y sus desarrollos posteriores. El último de los tomos se concentra en el decimonónico siglo, y en la emergencia del Romanticismo, el Simbolismo y luego el Realismo, como fenómenos estéticos principales.

Munido de una actualizada bibliografía, de un conocimiento profundo de técnicas dramatúrgicas, actorales y de dirección, el autor sintetiza en amena redacción, rasgos sociales y personales de los creadores, atendiendo con particular empeño al hecho teatral en sí –sus particularidades, su recepción, su despegue de la literatura dramática. Como definió su antiguo prologuista, son laboriosos libros de Teatro Comparado, que vienen a nutrir poderosamente el estudio de teatristas y el interés de aficionados a “las tablas”. Por otro lado, pocas son las objeciones que los eruditos podrían hacerles a estos Apuntes...s bien al contrario, podrán coincidir con las fuentes y varias de las  interpretaciones de Roberto Perinelli y agradecerle su sinceridad, entrega y pasión por los teatros y sus historias.

En tiempos de cuarentena, además, se puede leer sabrosamente cada volumen y dedicarle las horas, los meses que requieren.


Otro Incompleto 

llega desde Córdoba

El destacado teatrista cordobés Jorge Villegas, ha publicado hace apenas unos meses, el tomo segundo de su teatro histórico-político. Una más que interesante publicación que contiene dos de sus textos dramáticos –Maten a Rosas, y ¡Argentina Hurra! (Pensé que se trataba de cieguitos), ambas estrenadas en el 2015.

Un estudio preliminar experto está en manos de Germán Brignone, notas de los estrenos y una esclarecedora y atractiva charla con su colega coterránea Soledad González, completan la esmerada edición de la pequeña editorial cordobesa Ediciones Del fogón.

“Desde su clave de representación hasta las construcciones de sus personajes, desde el desdoblamiento de las formas metateatrales y el distanciamiento, la perspectiva del drama asume el relato de la historia como un absurdo signado por sus contradicciones que se mueve entre la desolación y el desparpajo –señala Brignone acertadamente-; un payaso triste, que ríe de forma cruel porque no le queda otra. El relato histórico (sobre todo, el de una herida que aún parece no cerrar) sólo puede iluminar al presente cuando se la asume como un sainete lisérgico de ideales en disputa que nos devuelve su reflejo; nuestra dolorosa y cercana historia sólo puede ser representada de manera activa cuando expone la contradicción como expresión verdadera de nuestra identidad, incluso dentro de nosotros mismos.”

El creador de Esdrújula, palabras para Bonino (2016) y profesor de historia que es Villegas, permiten entrever en este nuevo libro una parte sustancial del proyecto creativo de uno de los referentes de la llamada “generación intermedia” del teatro argentino. Originalidad y un pensamiento que rehúsa entrar en lo políticamente correcto, hacen que Jorge Villegas ocupe un lugar central en el teatro nacional de este siglo.

Y como si todo esto fuera poco, hace apenas unos días que Jorge con la editorial han dado inicio a un ciclo con teatristas argentinos al que han llamado Sobretablas. Conversatorios virtuales sobre teatro y pandemia, que ha estrenado la mencionada artista Soledad González, y continuado BiNeural Monokultur. Otro nuevo espacio de difusión y reflexión, vinculado con las prácticas escénicas.

 

martes, 8 de septiembre de 2020

Teatro en tiempo de pandemia

 La tortuga, por la plataforma teatrouaifai

Mónica Borgogno

Con esta pieza de Marcelo Allasino, se abrió el sitio teatrouaifai.com y con él, otra dimensión y posibilidad para el teatro en tiempos de salas cerradas, otro modo de seguir actuando y dirigiendo, otra expectación posible y otra forma de seguir reinventando y creando y viviendo de… cuando desde hace meses, si no es la economía es la salud la que confina y mata.

La idea de teatrouaifai.com surgió del mismo Allasino, actor, director, ex director del Instituto Nacional de Teatro. En la actualidad, la plataforma ya ofrece seis obras en cartel, entre las que figuran dos coproducciones de Argentina y España y una de México, por caso.

La propuesta mencionada permite ver teatro en vivo pero desde la pantalla de casa, que es lo único que (prácticamente) se puede hacer por el momento (en algunos lugares se volvió al teatro con distancia entre butaca y butaca y barbijo mediante).

No obstante, hasta aquí, habíamos asistido a funciones de obras filmadas a una o dos cámaras, recuperadas, reproducidas o leídas. Más la asistencia a una función en vivo de Los persas, de Esquilo, que emocionaba sobre todo por la calidad de las actuaciones que se hacían en el Antiguo Teatro de Epidauro, en la cuna del nacimiento mismo del teatro, en Atenas, Grecia. Terminé en estas últimas experiencias confieso, sólo porque eran obras de las que muchos hablaban, que me las había perdido, por curiosidad, pero en la mayoría de los casos, no lograba llegar al final, me distraía demasiado, ya sea porque no se escuchaba bien, un director de cámara decidía a quién enfocar mejor o simplemente porque no era en tiempo presente y eso me distanciaba de la obra. Cuando precisamente, la asistencia a una función, es convivio y territorialidad.

Pero acá, no pasa nada de eso. Uno se prepara para el ritual del teatro en vivo, la ceremonia de ir a una sala que por estos días tanto se extraña. Una se perfuma, se acomoda un poco los rebeldes rulos, se cambia la calza de todos los días y en este caso, se acomoda en el sillón más cómodo. Aunque hay quienes cuentan que lo han vivenciado con la notebook y desde la cama. Unos desde Oro Verde y otros desde Japón, con la misma curiosidad y ganas de volver a ser espectadores, pasar por la misma adrenalina de presenciar ese riesgo del actuar en vivo. “En el escenario hay siempre ese rasgo de accidente, de azar. La escena es espacio de fragilidad humana”, recuerdo bien decir a George Banu y su apología del teatro.

Aquí, hay un sistema pergeñado para que el espectador pueda pagar la entrada y a través del envío de un link, se acceda a la función en el horario estipulado. A diferencia del ¿teatro pre pandemia?, la cita es puntualísima.


Ya predispuestos a disfrutar, uno se ríe a carcajadas con esa boca roja de Matilde Campilongo que ríe y parece temblar a la vez, se reconoce en la búsqueda del contacto del otro detrás de una pantalla, se deja llevar por su sensualidad, y también sufre con sus confesiones, sus padecimientos, sus locuras, sus miedos.

La tortuga, unipersonal protagonizado por Matilde Campilongo, ya lleva 26 funciones y un total de 451 espectadores.

La historia que se cuenta es la de una mujer de más de cincuenta años y un tumor en la matriz -o en la maternidad más bien-, que en diálogo por videoconferencia con una vieja amiga de la adolescencia, recuerda un amor y un embarazo no deseado. Es tal vez, la historia de viejos dolores hoy transformados en agujeros.

Campilongo sostiene, hay que decirlo, tan en primer plano, un personaje increíble. También se aleja de la cámara, sale del cuadro o muestra sólo sus piernas, pero cuando se va, sólo nos hace desear que vuelva al primer plano, tenerla cerca. Es la corta distancia y la copresencia que nos falta.

Capítulo aparte es ese atuendo que porta y que semeja una bata pero de tan colorida y única, impacta y luce como signo de los retazos de todo lo que fue y es este personaje.

Una de las cosas más sorprendentes es que el monólogo en cuestión, fue escrito mucho antes de que las videoconferencias tengan el protagonismo que hoy tienen pero además, es una historia que enuncia una femineidad o varias, la estela de la adolescencia y la sexualidad mal barajada, las amistades, los amores, los hijos y los no hijos.

Después de la experiencia, nos quedamos a aplaudir y hablar con la actriz y el autor-director, a través de la plataforma zoom, que termina completando la novedosa propuesta. Primero no andaba mi audio, después sí, y finalmente pudimos establecer contacto a la distancia, no menos real que lo vivido en la función, para decir que nos había impactado y felicitar a sus hacedores/as.

Hagan la experiencia, ¡se lo recomendamos!

martes, 21 de julio de 2020

Nuevas reseñas aisladas e invernales


Publicaciones recibidas

En los dos últimos años, Inteatro, la editorial del Instituto Nacional del Teatro, produjo un significativo número de títulos en sus distintas colecciones, que aún siguen distribuyéndose y llegando a las manos de los teatristas y bibliotecas de buena parte de la Argentina. Llegar a las manos es sólo una manera de decirlo, ya que casi todo este material está digitalizado y se encuentra on line, en pdf que circulan de pantalla en pantalla en estos tiempos de cuarentena.
Con renovado diseño y difundiendo múltiples voces de creadores, gestores y profesionales de la escena, sus ediciones son muchas veces necesarias o útiles, y pese a que los textos no tienen circulación de venta en librerías, su distribución nacional e internacional y su óptima calidad de producción –pese a que su Corrección más de una vez fue cuestionada-, son por demás de seductores para los autores y autoras del país. Generalmente las ediciones de Inteatro son de tiradas importantes –unos 2.500 ejemplares por título en las primeras ediciones-, aunque no todos los miles de escritoras y escritores argentinos, atendiendo a la poderosa tradición dramatúrgica y teatral de esta Nación, y a su época contemporánea, tienen iguales oportunidades de publicar allí. Los numerosísimos participantes a los concursos de dramaturgia que organiza el INT, y los también abundantes trabajos que se realizan por afuera de Inteatro pero con apoyo del organismo para su financiación, son apenas un índice del volumen de producción escrita que hay en torno al teatro. Sería deseable que se empiece a dar una política de inclusión de textos y artículos en los distintos espacios editoriales del INT con una óptica acaso más federal.
En fin, daremos cuenta aquí de algunos ejemplares que recibimos antes de la pandemia, pertenecientes a dos de las colecciones más importantes de Inteatro: la de Historia Teatral, y la de Premios.

Historia teatral

Desde los orígenes mismos del organismo, Inteatro propició la revalorización de algunos de los críticos, historiadores e investigadores teatrales argentinos. Así, se realizaron reediciones de textos, homenajes y ediciones aún de nuevos estudios sobre las artes escénicas del país.
Uno de esos proyectos fue el de crear una nueva Antología de obras de teatro argentino –justamente- desde sus orígenes a la actualidad, con Selección y prólogo de Beatriz Seibel. 
Un plan ambicioso que la destacada historiadora llevó a cabo hasta el final de su vida. Sin exclusiones definitivas, tal vez, se pretende difundir ese rico patrimonio con piezas olvidadas, difíciles de conseguir o inéditas, que se supone merecen ser revalorizadas. Con clara definición por el teatro porteño, y una mirada no siempre dispuesta a reconocer algunos hitos del teatro argentino producidos en las provincias, la Colección no obstante incluye algunos textos fundamentales para entender los cambios del sistema teatral rioplatense, a lo largo de casi dos siglos.
Seibel alcanzó a que esta Antología llegara hasta la década del ‘40. Justo cuando en muchas de las provincias amanece el Teatro Independiente Histórico, cuando el teatro profesional descubre nuevos valores y algunos de sus protagonistas pasan a adquirir un creciente protagonismo en los sucesivos gobiernos y políticas culturales.
Los tomos que van del XIII al XVI, abarcan dos décadas de las posteriores a la llamada “época de oro” del teatro argentino. Luchas de clases, inmigración, nacionalismos, anarquismos, son llevados a escena, como luego lo son la depresión, la falta de trabajo, la disolución de las familias o las crisis de entre Guerras. Fantasías, sainetes, grotescos, misterios y comedias asainetadas teatralistas, se diferencian del habitual realismo de nuestro sistema teatral, buscan distinguirse de los nuevos dramas inocuos.
La premiada investigadora repasa con afán sintético o periodístico, algunas tendencias, compañías y giras, y nombres insoslayables, en unas preliminares páginas introductorias.
El tomo XIII corresponde al segundo volumen del período 1921- 1927, y lo integran cinco piezas atractivas: La Cuarterona de Juan Agustín García, La Juana Figueroa, del notable pampeano Pedro E. Pico y el entrerriano Samuel Eichelbaum, la versión del Juan Moreira del genial Alberto Vaccarezza, La tierra en armas, del ilustre salteño Juan Carlos Dávalos y San Juancito de Realicó, del mencionado Pico.
En tanto el tomo XIV aporta cuatro comedias, de las cuales tres son, creemos, significativas: Botafogo, del capocómico Florencio Parravicini, y Los angelitos y Tucumancito, de José Antonio Saldías, hijo porteño del famoso historiador de la Confederación.
El tomo XV regresa a compilar cinco textos dramáticos valientes, valiosos e importantes: Puerto Madero, de nuestro clásico José González Castillo y Juan Coronera, ¡Santa Cruz!, de Pedro Zanetta y Alfredo Suárez, El organito, de Enrique y Armando Discépolo, y de éste último, sus grotescos criollos Mateo y Stéfano, considerado ésta su obra cumbre.
Fallecida hace dos años la reconocida investigadora, resta saber hoy con quién continuará Inteatro este programa antológico y cuáles serán los futuros títulos de esta Colección de Historia Teatral, tan indispensable.

Premios

Esta otra colección también ha permitido el acceso a un notable grupo de teatristas, tanto de las artes escénicas para niñes, como para toda edad. Los resultados del último Concurso Nacional de Obras de Teatro, como su anterior – Teatro/ 20- distinguieron tres premios y tres menciones: El hombre de la silla, de Luis Miguel Arenillas; Fran, Flor y el león, de Roberto de Biachetti; La casa de las hermanas Sulfurosas, de Nancy Lago, y La niña que fue Cyrano, de Guillermo Baldo; Maravillas en el país de las Alicias, de Silvina Forquera y Javier Santanera y Pueblito, de Rigoberto Vera.
El otro tomo que alcanzó a distribuirse por todas las delegaciones del INT durante el 2019, trae conocidos nombres de teatristas, y atractivas piezas que esperarán, presumimos, por un tiempo, sus puestas en escena: Rohayhú, de Fabián Díaz, El día perfecto, de María Marull y Daguerrotipo de mercenario sarmientino, de Julio Molina, -tres textos sugestivos y plenos de hallazgos de tres jóvenes talentosos-, y las menciones a Los golpes, de Alfredo Staffolani, Filloas (entra Madre a la casa), de Pablo Di Felice y Un domingo en familia, de la consagrada autora Susana Torres Molina.






miércoles, 1 de julio de 2020

2020: Aisladas reseñas


Aquí les acercamos un puñado de lecturas de un par de publicaciones recibidas por La Otra Butaca, que bien pueden tener en cuenta en estos tiempos de quedarnos en casa.

Otros espacios y lenguajes

Alejandro Acuña Moreno, María Paula Compañy, Gabriel Penner y Violeta Pugliese, de Vicente López, Provincia de Buenos Aires, son los integrantes del equipo que lleva adelante los Congresos de Teatro CON/TEXTO tipea.
Un sinnúmero de materiales valiosos para las artes escénicas sumados a la creación de pensamientos y palabras sobre teorías y prácticas teatrales de numerosos artistas e investigadores presentados en la segunda edición del Congreso realizado en 2017, ahora están reunidos en un volumen que desafía los conceptos de Espacios y Lenguajes Escénicos. Aparecen en su índice artículos dedicados a la iluminación teatral (Mauricio Rinaldi), a los deseados espectadores (Cristina Quiroga y Pablo Mascareño), a la pedagogía teatral y diversas fichas técnicas, entre otros aportes.
Esta publicación de Funda/mental ediciones recoge pues, algunos “trabajos e investigación de las Praxis Escénica Argentina”, creyendo en “la necesidad de visualizar y pensar los lenguajes teatrales como manifestaciones de identidades culturales”.
A la búsqueda de “cómplices en la promoción y difusión del arte”, estos encuentros que sucedieron durante tres días de agosto, congregan una y otra vez, participantes nacionales e internacionales en múltiples actividades. Una buena parte de aquellos

debates y propuestas entre los que destacan nombres como los de Andrés Binetti, Ana Alvarado, el brasilero Robson Corrêa de Camargo y Jorge Dubatti, ahora están en este volumen que puede solicitarse en las distintas delegaciones del Instituto Nacional del Teatro, que apoyó estas iniciativas desde sus comienzos.
Así pues, estos proyectos iniciados formalmente en el 2016 –bajo el concepto de Dramaturgias, y continuado el año pasado con el de Corporalidades escénicas-, han proseguido consolidándose y ni la actual pandemia los ha detenido. Precisamente en este atípico año, los amigos de Vicente López instrumentaron un ciclo de charlas con colegas de distintos lugares del mundo, denominado Documento Teatral de Identidad. En este ciclo, intentan descubrir y compartir el adn de la pasión por alguna faceta del teatro en diversos hacedores.
Los interesados pueden acceder a las charlas con un simple bucear en el facebook de CON/TEXTO. El ciclo en cuestión es otro espacio ganado, otra oportunidad para conocerse entre investigadores y realizadores y de este modo, la posibilidad de tejer nuevas redes.

La construcción de la épica

Resistencia trágica. La construcción de la embriaguez y el ensueño, tal el título completo de este volumen de Teatro del Bardo, expone años de investigación sobre tragedias y mitos griegos, sobre mujeres trágicas y sobre los géneros latentes en la tragedia.
En sus 140 páginas, la publicación reúne siete adaptaciones libres sobre los textos clásicos que enfocan el rol de la mujer –social y simbólico - en la sociedad griega, hace 2500 años.
“Quisimos ir a la fuentes para ver el origen de problemas actuales. Fue la posibilidad de pensar nuestra cotidianeidad –como el concepto de democracia- pero yendo muy lejos en el tiempo. Y verificar que muchas cosas no han cambiado. Para eso estudiamos la tragedia –que contiene todos los géneros que se desarrollarán luego en el teatro occidental- con los grandes clásicos. Creemos que el libro es un aporte para repensar todo eso”, comentó Valeria Folini, integrante fundadora y alma del equipo, en una nota realizada el año pasado a propósito del libro, que quedó algo silenciado, como otros, en medio de la cuarentena y la pandemia de covid19.
El proyecto creador grupal ocupa un lugar protagónico en el teatro entrerriano del siglo XXI, y fue el año pasado distinguido por su trayectoria por el Instituto Nacional del Teatro, permanente colaborador de sus múltiples actividades. Ya en nuestro número 20 escribíamos sobre la “abundante producción, intercambio de roles entre sus integrantes y jerarquía poética”, como algunos de sus rasgos más destacados. Esta publicación entonces viene a confirmar algunos de estos valores, a poner al alcance de espectadores, docentes e investigadores, un núcleo sustancial de sus producciones: sus versiones de Antígona, la necia, Amarillos hijos (2010), Fedra en karaoke, La otra, y Bienvenida Casandra, de Nadia Grandón- Folini, mientras que Otrotoro, un mito de papel es una obra de Kika Producciones (Río Cuarto- Córdoba) y Las Pupilas, un trabajo vinculado de la Licenciatura de Teatro de la Universidad Nacional de Cuyo.

Están adelantados: Orsai y los nuevos artistas


Llegó una revista que ustedes, señoras y señores, estaban esperando, aunque no lo supieran. Una revista con relatos y artículos notables, con ilustraciones variadas y maravillosas, con buen gusto en el diseño y una calidad de papel y tintas sorprendente. Y un humor apreciable desde la misma tapa -y esas desopilantes pancartas en un confinado y desolado Buenos Aires-, que continúa en los textos y también en los diálogos que cierran un artículo y anticipan al lector, algo del próximo.
Algunas otras cosas destacan a Orsai, colaboradores prestigiosos, una existencia digital en la que suben lecturas, músicas y editoriales del responsable Hernán Casciari, y un enunciado contundente relativo a su último número, recién aparecido –y distribuido: “Esta es la sexta entrega de la segunda temporada de la mejor revista de literatura y periodismo, sin publicidad y financiada por sus lectores”, alardean. “Son 212 páginas editadas por Chiri Basilis y Josefina Licitra, con la dirección de arte de Horacio Altuna y María Monjardín”.
La publicación de Casciari, que acaba de aparecer a tiempo, su “pasquin”, se abre con una editorial que titula “Pasan las pandemias, quedan los freelance”, en la que se asegura trabajar codo a codo con los nuevos artistas del siglo y un grupo de equilibristas audaces.
Prometen, les muchaches de Orsai, un número siete para el próximo mes de diciembre, así que es dable esperar muchos nuevos “benefactores” que posibilitarán la sólida edición binacional, y permitirán su distribución por todo el mundo, o adquirientes que, pagando un poco más del valor de tapa, también pueden recibir los ejemplares pasados, solicitándolos a sus mismos realizadores.

Inspirador Entre ríos y teatros

A comienzos de este año inolvidable, en enero de un 2020 signado por su carácter pandémico y destructivo para la comunidad teatral global, una pequeña editorial de Paraná publicó, con apoyo del Instituto Nacional del Teatro, el libro Entre ríos y teatros. Estudios sobre artes escénicas, historia y teoría teatral de una provincia del litoral argentino, de Guillermo Meresman.
Como aclara el docente de Uader, y teatrista, es una versión actualizada de su tesina de grado presentada más de diez años atrás en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, precedida hoy por el tutor de aquella, en un cariñoso gesto-prólogo del teatrista rosarino Aldo Pricco.
“Volar con instrumento”, titula su texto Pricco, y señala elogiosamente que el autor de Los controladores, situado en la recuperación sistemática de dramaturgias textuales, modos de producción, métodos de la actuación y de las puestas en escena, repercusiones y crítica, convoca a observar desde la altura cómo pudieron haber sido los acontecimientos del pasado.
"Este libro despeja `malezas`, organiza, sistematiza, pone en palabras una serie de testimonios, un maremágnum de datos con el paradigma de las metodologías de la historia. (...) Historiar es  otorgar vida a esos fragmentos y rastros que un arte efímero como el teatro ha dejado en soportes de distintos tipos. Meresman, sabiamente, indaga con paciencia y tenacidad esas huellas que requieren no solo dedicación sino competencias previas, saberes que orientan la búsqueda y el armado de lo pasado a fin de que pueda devenir casi un presente", observa Pricco.
Este segundo libro de Meresman, -que ha participado en antologías y capítulos de la Historia del teatro argentino en las provincias-, viene en tapa ilustrado por un hermoso croquis de Jaimo de los palcos y la cúpula del teatro 3 de Febrero de Paraná, y en el habitual formato de Azogue Libros, que realiza envíos a todo el país, de éste, su sexto volumen, y de todo su atractivo catálogo.










miércoles, 11 de diciembre de 2019

Y últimas reseñas del año! Felicidades!



Un viaje a la casa de los blancos (y negros)

Este nuevo libro de Roberto Arlt reúne cuarenta crónicas que el autor escribió durante su estadía de dos meses en Río de Janeiro. En efecto, entre abril y mayo de 1930, el joven periodista alienado y dramaturgo en ciernes, camina las calles de la capital brasilera practicando su aguda observación y un oficio que comenzaba a dar sus frutos literarios. Son las primeras aguafuertes “de viajes” que el genial escritor publicaría en El Mundo, fuera del país por vez primera.
Sea desde una perspectiva sociológica como estrictamente histórica, estos textos redactados pocos meses antes a los golpes de Estado que militares de ambas repúblicas infringirían a la Argentina y el Brasil, son también testimonios de épocas decisivas para las dos mayores naciones sudamericanas.
Apelando al contrapunto, a la ironía, a la poesía y al humor, Arlt toma nota de bares, mares y costumbres de la sociedad carioca, sin privarse de la añoranza de su Buenos Aires y del amor a su patria natal.
Como si todo esto fuera poco, o la comparación de las relaciones entre los sexos, las culturas y tradiciones de los dos países, no alcanzaran para decidir a nuestros lectores, a la compra de este “nuevo Arlt”, agreguemos que en varias oportunidades el creador de Saverio el cruel deja estampadas sus opiniones teatrales. Como cuando dice: “En Brasil estarían orgullosos y felices de tener un Vacarezza”, o “Nuestros críticos teatrales también hacen una labor negativa. Critican el sainete, que le interesa a nuestro público. Incapaces de escribir un pésimo acto, hablan continuamente del arte y se olvidan del pueblo.”
Un Roberto Arlt auténtico, cínico y tremendamente talentoso a sus treinta años, que en esta tercera edición se encuentra con sus lectores argentinos.



Tercera década

El tomo XV de la Antología de obras de teatro argentino desde sus orígenes a la actualidad, seleccionada y prologada por la investigadora recientemente fallecida Beatriz Seibel, comprende el período 1921- 1930. Un segmento que incluye ásperas disputas sociales, conflictos ideológicos y una etapa de consolidación de algunos de los dramaturgos más valiosos del siglo pasado.
En efecto, los movimientos obreros y las vanguardias políticas entroncadas con el anarquismo y el socialismo, marcan los pulsos del teatro proletario, de cuadros filodramáticos y conjuntos profesionales. Revistas teatrales populares, numerosas giras y nuevos tipos de experiencias dramáticas, cooperan con un alcance inédito de las artes escénicas en distintos segmentos sociales, que ponen a Argentina en un camino de desarrollo continental, y en lo más alto de las culturas sudamericanas, pese al clima de agitación que transitó gran parte de la comunidad.
De este cuantioso patrimonio, Seibel destaca los nuevos derechos de la mujer, la larga tournée de la comprovinciana Camila Quiroga, y un grupo de textos significativos para nuestra historia: Puerto Madero, de Joan Comorera y José González Castillo, ¡Santa Cruz!, de Pedro Zanetta y Alfredo Suárez, y tres piezas grotescas de Armando Discéplo, la segunda de ellas de autoría compartida con su hermano Enrique Santos: Mateo, El organito y Stéfano, acaso su obra cumbre, protagonizada por Luis Arata en 1928.
Así, entre amarguras y protestas, entre inspiraciones y conspiraciones, sucede una década que cimentó y prefigura la dramaturgia argentina de la segunda mitad del siglo XX.
Dramas subjetivos u objetivos, de compromisos leales o fallidos, que se presentan validos a casi un siglo de sus producciones, cruces y tensiones.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Nuevas reseñas


No vayas a Madrid
  
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El año pasado se publicaron en España, las aguafuertes de Roberto Arlt aparecidas en el diario El Mundo, dedicadas a la capital transoceánica. La pequeña editorial Casimiro, ocupada en reeditar textos territoriales o de famosos viajeros, rescató así las descripciones que el gran autor argentino redactó provenientes de su viaje realizado entre abril de 1935 y julio de 1936.
No encontrarán aquí los lectores introducciones o prólogos a la docena de artículos que el narrador, dramaturgo y periodista tempranamente fallecido, destina a la alegría, el color, el café, los domingos madrileños, o infinitos detalles en los que sólo él puede reparar como por ejemplo, el Palacio Real; solamente un buen número de hermosas fotografías que hacen foco en esta ciudad intensa y apasionante, completan la mirada fina y penetrante de este autor. Ya en su despedida de este paseo Arlt advierte: “No acudas a la villa de Madrid, viajero inexperto. Madrid es la tentación. Te llenará de ensueños. Terminarás enamorándote como un crío”.
Estas crónicas se incluyen en las series dadas a conocer por Rose Corral, en Al margen del cable (2003) y El paisaje de las nubes (2009), y por editoriales como Eduner, que reproducen algunos de sus viajes, obsesiones y sus observaciones de la Europa en agonía. Es decir, acá nos hallamos ante una producción prácticamente desconocida y cuantiosa de Arlt en periódicos de todo el mundo, que vuelven a colocarlo entre los escritores rioplatenses más venerados del siglo pasado.
Comparando a cada paso su amada Buenos Aires con la ciudad céntrica de la “madre patria”, el genial Roberto Arlt se pasea fascinado a la vera del río Manzanares o el Parque del Retiro, por plazas, esquinas y bares bulliciosos, dando cuenta de curiosidades y características que trascienden siempre “el simple valor informativo de la noticia”, gracias a un talento único y una prosa ágil y chispeante, que la literatura y el periodismo siguen extrañando a más de setenta años de su silencio prematuro.


Un nuevo Fray Mocho Teatro

El año pasado fue presentado en Paraná el último texto merecedor de la distinción literaria más importante de la provincia, el Premio Fray Mocho, que en esa ocasión correspondió al género Teatro.

Fernando Kosiak, el joven autor y cuentista, obtuvo por La bondad de los extraños, la publicación de la Editorial de Entre Ríos, y pocos meses más tarde, el espaldarazo oficial para quedar al frente del necesario organismo del gobierno de Entre Ríos, al que viene insuflándole buenos aires. No deja así de ser sugestiva la bella edición de este texto dramático queer, delicado y en pequeño formato, prologado por el anteriormente premiado en el concurso provincial, el teatrista Iván Cáceres.
La pieza está estructurada en dos momentos de encuentros personales entre Alba y Luz, dos travestis/ performer. Esos dos momentos remiten a dos épocas distintas y en el texto están sectorizados en los laterales derecho e izquierdo de la escena, alternándose a medida que se desarrolla la historia. Entre uno y otro, hay dos décadas de diferencia, y en las acotaciones o didascalias se detalla que Luz ha engordado, que está en sillas de ruedas y ciertos indicios de un mejor nivel socioeconómico. Lo que parece inalterable es el encierro, sus fantasías y la soledad de ambas.
Hasta el final, las viejas y las jóvenes prevalecen en la disidencia, corridas de la heteronorma. Kosiak acude así a un lenguaje violento, de choque, en el que no están ausentes el humor y una poética personal, que inaugurará seguramente más adelante, al correr del siglo XXI, un nuevo tipo de representación y de historias marginadas, esencialmente minoritarias. Algo que es con frecuencia agradecido por el teatro de provincias.



domingo, 13 de octubre de 2019

Teatro de aquí y allá que celebra la singularidad


El sábado 12 de octubre finalizó el 12º Festival Internacional de Teatro Mercosur, en Córdoba.
Cerca de 40.000 espectadores y unos 500 artistas fueron parte de este mega encuentro que una vez más, supo reunir disímiles estéticas y propuestas, más una importante participación de elencos cordobeses.

Mónica Borgogno

Durante nueve días, se sucedieron espectáculos provenientes de distintas latitudes y rincones de la Argentina. Del 4 al 12 de octubre, los cordobeses fueron el corazón de este festival pionero, el más antiguo de Latinoamérica.
Como ya se ha dicho, esta edición le hizo un importante lugar al teatro que se hace en el Litoral – ¿Por qué demoró tanto?, de Santa Fe e Icaria, de Entre Ríos- e incluyó a la abundante y rica propuesta de los teatros independientes de la Docta, ciudad cuna de la Reforma Universitaria y del Cordobazo.
Estos dos hechos de la Historia argentina, marcaron rumbos e identifican al pueblo cordobés en su condición de precursor. De esta geografía privilegiada de montañas y ríos, salió hace más de 30 años el primer festival latinoamericano y desde entonces siguen batallando, o como le gusta decir a Raúl Sansica, principal gestor del festival, “resistiendo”, sobre todo en la actual coyuntura, en este “contexto de zozobra y expectancia… un momento histórico de ebullición”.
Esos 50 años del Cordobazo ocurrido en mayo de 1969, cuando precisamente varones y mujeres, obreros y estudiantes, salieron a la calle a resistir las políticas implementadas desde 1966 por el gobierno dictatorial de Juan Carlos Onganía, fueron bien recordados con una charla en la que se dio cuenta de las vinculaciones entre teatro y política de la mano de la actriz y docente Graciela Mengarelli, una de las fundadoras de Teatro La Chispa.
En El Cordobazo de las mujeres. Memorias, uno de los libros que los organizadores regalaron a periodistas acaso para colaborar en la tarea de dar visibilidad a voces acalladas por la Historia, la autora Bibiana Fulchieri, recupera relatos en primera persona, de veinte mujeres que en esas jornadas ganaron las calles, cobijaron a Agustín Tosco, auxiliaron a heridos, participaron de asambleas junto a sus hijos o salieron a buscar a sus maridos torturados o desaparecidos. Es un libro más que necesario, como lo fue la propuesta de La narradora impura, obra elegida por el jurado de la convocatoria de Teatros Independientes, que formó parte de la programación de este año. 

La actriz Eugenia Cora insiste en decir que se trata de su primera narración oral escénica pero lo cierto es que el trabajo parece mucho más que narración oral. Cora es portadora de una convicción que se filtra por todos sus poros -y los de la directora de esta puesta mínima, íntima y potente a la vez, Paula Neri-: la de correrse de los mandatos, salirse de la ruta establecida y elegir otros atajos, aunque no solamente. Pues se incluye “Las putas de San Julián” de Osvaldo Bayer, una historia que deja ver la antítesis del patriarcado que se instala en el ejército, los soldados, la policía: son las mujeres Lisístratas de la historia argentina que pensaron y actuaron por los otros, los obreros asesinados.
Eugenia Cora en La narradura impura.
La selección de los textos –“Niña mala” de Montserrat Ordoñez Vila, “Caperucita Roja” de James Garner, “Cosecha” de Angélica Gorodischer y “Una se va quedando” de Hebe Uhart- es en sí misma un acierto, una combinación que concentra humor, ternura y crudezas varias. Así, con esas historias Eugenia Cora, conduce a los espectadores por diversos estados. Y los entreactos, esa suerte de intersticio entre uno y otro relato, dejan ver una historia más que comienza y termina con el sonoro motor de un ventiladorcito viejo, una radio y ella, entrenando o cambiándose para salir a escena.
Esta pieza, llegada de San Marcos Sierra (Córdoba), fue elegida por el jurado de modo excepcional puesto que debían escoger cinco y por los méritos que encerraba, los organizadores aceptaron la moción. Y lo bien que hicieron. Es una obra necesaria, insistimos, que debería empezar a girar por todo el país.

Un equilibrista

Entre los espectáculos difíciles de olvidar, sumamente conmovedor está El equilibrista, de Dayub, Mariano Saba y Patricio Abadi. Al igual que lo que ocurrió días antes en el Teatro 3 de Febrero de Paraná y el 1 de Mayo de Santa Fe, la sala mayor del Teatro Real estuvo repleta y al final, todo el mundo aplaudió de pie a un Mauricio Dayub que se vio tan emocionado como su público. Este unipersonal que –hay que advertir, deja con un nudo en la garganta y más aún-, tiene la potencia de las buenas actuaciones. Además de magia, belleza, humor y destrezas varias, tiene a un equipo de talentosos con dirección de César Brie.
El actor, nacido en Entre Ríos pero desde hace años radicado en Buenos Aires, despliega aquí un sinnúmero de personajes de su entorno familiar mientras busca saber de dónde viene él y lo que es: un tío referee, otro bañista, un padre martillero, una novia o una abuela italiana que abandona su tierra y su familia por mucho tiempo.
Dayub en El equilibrista. (foto de Teatro Real)
La puesta es un capítulo aparte tal vez. Mil lucesitas de pronto son un firmamento cargado de estrellas o bien, los encendedores de la hinchada de una cancha; otras bombitas de colores son la fiesta familiar mientras que una luz de linterna construye un gracioso momento de indecisión personal: “¿voy, no voy, voy, no voy?” o sirve para iluminar con sombras a aquella novia que se va con otro.
En esa construcción, emerge el ser equilibrado o el dejar de serlo por un instante, el reconocer los orígenes, las ausencias, las fallas, las pujas con uno mismo. Y eso, emociona.


Litoraleños

Por qué demoró tanto? Foto de Nery Ortigoza.
Desde Santa Fe llegó ¿Por qué demoró tanto?, pieza en la que actúan Raúl Kreig y María Rosa Pfeiffer, con dirección de Edgardo Dib. Por los bordes de lo metateatral el espectáculo condensa a dos de los personajes de “La gaviota” de Antón Chéjov y la vida de los actores que la representaron tiempo atrás. Una atmósfera densa tiene la obra, un humo espeso que le da profundidad a los personajes-actores, y que se observa como síntesis de ese tiempo transcurrido. La impronta local de los reconocidos teatrisas, más aún cuando no están en la espesura de personajes densos como Konstantin y Nina, es decir, cuando surge la singularidad de autores/actores de una provincia determinada, le imprime frescura a la puesta. Y Dib vuelve a apostar a la adaptación de un clásico, dotando al trabajo de modernidad y poesía.
En tanto Icaria, una de las elegidas para cerrar este festival, constituye una propuesta de clown protagonizada por Paula Righelato y dirigida por Nadia Grandón, en la que un atractivo dispositivo escénico creado por Alfredo Godoy Wilson, bien acompaña y sostiene el relato épico y cómico. La madurez que dan los años de escenarios, aparecen en esta payasa paranaense que ofrece matices y gags muy disfrutados por el público. Ahora, asume el desafío de este unipersonal que irá al Nacional a representar a Entre Ríos.
Apenas un momento de Trilogía Filloy (foto de M. B)

Con tonada cordobesa
La Comedia Cordobesa exhibió cuatro obras. En los primeros días del festival se vio Trilogía Filloy, un recital poético, describen sus hacedores. No obstante, resulta una puesta plena de belleza, con un dispositivo audiovisual y musical que completan una veintena de buenos actores que encarnan a Elvirus y Elvira, dos críticos teatrales, los personajes de L´ambigú, del magistral y querido autor de Río Cuarto, don Juan Filloy, o los siete “linyeras” de Caterva, o Ignitus, “tragedia del tiempo que transcurre y del dolor que no se aleja”. El trabajo coral, dirigido por Sergio Osses -con dramaturgia de Ariel Dávila-, deja con ganas de ir a encontrarse con las palabras del centenario autor de Op Oloop, su novela más conocida. Además, esta trilogía hace justicia con el legado del prolífico escritor provinciano que puso el dedo en la policía que –aún hoy- arremete contra los que osan protestar contra el sistema, la exquisitez o pedancia de los críticos teatrales o los lectores palurdos, entre otras cuestiones. No se olviden de Sarah o el arte de morir de la compañía La Cochera, sorprende con la actuación de Graciela Mengarelli y Víctor Trapote, que bajo dirección de Paco Giménez, desandan con humor el paso del tiempo de una actriz como Sarah Bernhard.
No se olviden de Sarah... (foto M. B.)
Vals (sabemos a qué atenernos), Lago, un tiempo después, Las de naides, estampa gaucha, o El deshojado, son algunas de las propuestas cordobesas que por distintas razones, merecen este apartado especial. Tienen riesgo, denuncian, conmueven, dejan pensando.
Por otra parte, es preciso destacar que este año, el Festival abrió con la Noche de los teatros, con un sinnúmero de obras de las salas independientes. Una iniciativa a copiar por estos lares ya que moviliza y le da entidad a los espacios de creación de la ciudad y contribuya a la formación de espectadores.

Internacionales

Yo trato de volar (Italia)
En esta ocasión, elencos de Italia, España, México, Venezuela, Chile, Brasil, Bolivia, República Dominicana, Corea del Sur, se cruzaron o encontraron, mejor -con sus distintos acentos, estéticas, propuestas- con artistas de Buenos Aires, CABA, Santa Fe, San Juan, Entre Ríos y de la misma Córdoba.
La confluencia de esa diversidad, vuelve rica la experiencia de mirar, sentir, reír, pensar en lo universal pero también lo singular.
Dos grupos de actores provenientes de Italia, más precisamente de la zona de Puglia, se dieron cita en esta 12ª edición. Uno de ellos trajo Yo trato de volar, trabajo que rinde homenaje al actor y cantautor Doménico Modugno y que encarna el actor ciego Gianfranco Berardi junto a un músico y una música en escena que dotan de ritmo y alegría. Las dotes de Berardi, hay que decirlo, son muchas; no sólo actuó en perfecto castellano –incluyendo chistes sobre la política argentina e italiana y otros códigos muy argentinos-, también hizo gala de un humor que parecía no agotarse así como de una frescura y versatilidad únicas.
Memorable escena de El código de vuelo (foto de M. B).
El código de vuelo de La Compagnia del sole, de Bari, fue otra posibilidad de asomarse a la escena de otras latitudes. Aquí sobresale la composición de Flavio Albanese, quien desde el personaje de Tommaso Masini –asistente y fiel amigo de Leonardo Da Vinci- cuenta la vida, los intentos, los inventos y secretos del gran genio del Renacimiento. En perfecto italiano y sin traducción alguna, el espectáculo escrito y dirigido por Albanese con la colaboración artística de Marinella Anaclerio, se comprende muy bien y se lo disfruta, por las dotes de este actor que sabe llegar y crear climas disímiles, todos con humor y belleza.
México en tanto, estuvo bien representado con Papá está en la Atlántida, donde Erick Consuelo y Esteban Castellanos (Compañía Los Pinches Chamacos) se lucen contando una historia cruda que se repite a lo largo de toda la frontera con Estados Unidos: la orfandad de los niños cuyos padres viajan en busca de nuevos destinos. Esta obra de Javier Malpica, según confiaron sus actores, también se repite significativamente en otros tantos grupos de teatro.

Orgullo de pertenecer y formarse en la Comedia Cordobesa

Luis Torres es un actor conocido en Córdoba. Este año cumple 40 años como integrante de la Comedia Cordobesa, elenco oficial que en 2019 celebra sus 60 años de trayectoria.
La Otra Butaca quiso tener su palabra, para saber cómo fue creciendo esta experiencia: “A lo largo de estos años participé como actor en muchas obras. Antes de ingresar al elenco, es decir en los primeros 20 años de vida de la Comedia, casi todas las puestas eran dirigidas por artistas de Buenos Aires. En los 80 se fue alternando con directores surgidos del propio elenco, y en los últimos 20 años hemos trabajado con varios directores formados en Córdoba. Además de sumarse nuevos integrantes del elenco que también dirigimos y seguir contratando directores de "afuera". Ese podría decirse es uno de los cambios significativos. Por otro lado, siempre hubo en el elenco actrices y actores de otros lugares, pero la mayoría se formados en Córdoba. En otras áreas, como diseño de escenografía, lumínico o de sonido, (incluso partitura original) mayoritariamente se trabajó con gente de nuestro medio”, señaló Torres.
“Uno de los objetivos de la Comedia es la difusión de textos clásicos, tanto nacionales como internacionales, y eso se ha hecho: sobretodo, se hicieron obras de envergadura que le resultaría difícil encarar al teatro no oficial. A la par, se está tratando de promover nuevas dramaturgias. Otro de los objetivos es llevar el teatro al interior, algo que con mayor o menor frecuencia también se ha hecho aunque debería incrementarse más aún. Somos un elenco que participamos de innumerables festivales -en más de una oportunidad representamos a la Argentina en otros países-, y es para nosotros un orgullo pertenecer a la Comedia. En lo personal, si bien he actuado y dirigido en formato independiente, mi crecimiento fue en gran medida, gracias al "contacto" con tantos artistas que estuvieron o están en la Comedia Cordobesa”, agregó el actor.
Lucía Nocioni, por su parte, es una de las últimas ingresantes por concurso, al elenco oficial. Consultada sobre su experiencia, la actriz señaló: “Pertenecer al único elenco estable oficial de estas características, con 60 años ininterrumpidos desde su creación, no tan solo me llena de honor sino de un gran compromiso y respeto a mi oficio de actriz. Oficio que pude forjar con más de 30 años transitados a la escena. Soy una enamorada de la escena y en este sentido la Comedia es el espacio que nos permite dar vida a nuestra expresión”.
“Su objetivo fundacional es recorrer de manera itinerante con todas las propuestas, cada rincón de la provincia. El teatro se vive y se hace junto al público y eso tiene este elenco, sale en busca de todos los públicos”, resaltó Nocioni al tiempo que añadió: “En el tiempo que me toque ocupar este cargo, haré honor de mi oficio y amor por el teatro”.

El dato

Todos los años la convocatoria a entrar a los elencos oficiales de Córdoba, es numerosa. Este año se presentaron 400 artistas del teatro independiente, de los cuales se eligieron 25, según informó Gabriel Abrile, jefe de prensa del Teatro Real.

A la par, otro dato que llama la atención, es la expectativa que genera el poder participar de este Festival internacional. Cada vez que ocurre, la Agencia Córdoba Cultura lanza un certamen para los teatros independientes. En este 2019 hubo 53 propuestas, sobre las que se seleccionaron 5 pero el jurado pidió excepcionalmente incluir una más.